DANIEL No me cabía en la cabeza que no pudiera recordar a una mujer como Charlene, cuando bajó de su auto, pensé que era una alucinación, una hermosa alucinación para ser más específico, hasta que camino hacia mí, ambos nos perdimos en el otro, yo no podía quitarle la mirada de encima, ese vestido no dejaba nada a la imaginación, marcaba su silueta a la perfección, y ese escote discreto, pero que dejaba entrever las tetas suaves y redondas que tenía, no hacían nada para pasar desapercibidas. Después ocurrió lo del auto, no sabía que me sucedía, pero lógicamente, mi cuerpo reaccionaba ante su cercanía, cuando le dije aquellas palabras no fue para hacerla sentir mal, al contrario, el que se sentía así, era yo, cada noche trataba de recordar algo, aunque fuera insignificante, pero nada, las

