Adeline
Al siguiente día, Malek se levantó temprano como de costumbre hizo su rutina de ejercicios que duraba alrededor de 90 minutos.
Los 90 minutos yo aguardé nerviosa en mi habitación.
¿Qué seguiría ahora?
Sentí miedo y curiosidad, una mezcla bastante extraña de sentimientos.
¿Qué significaba trabajar para él?
Yo lo amaba y no quería ser su empleaba.
Sentí pena por lo que nos habíamos convertido, ¿Cómo pudimos pasar de un amor idílico en París a esto?
Sentada en el borde de mi cama, miraba perdidamente mis dedos, tratando de encontrar alguna explicación al comportamiento de Malek.
“toc, toc, toc”, tres suaves golpes me despertaron de mis pensamientos.
-Adelante- dije
Malek abrió la puerta.
-Prince me trajo tu contrato de trabajo, te espero en mi despacho.
Asentí con la cab
