Capítulo 3
Ya sabia que ella iba a meterse en problemas, pero ni por un momento me imagine que lo haría en su primer día en la ciudad, salgo de la casa a toda prisa, para mi r a un lugar lleno de personas es algo así parecido a una tortura, aunque me esfuerzo por parecer normal se que no lo soy, y este es uno de mis limites, pero no puedo dejarla allí con quien sabe cuantos bastardos, pero me va a escuchar, es necesario que me escuche para que se ponga en su lugar, o aún mejor que regrese a Italia aunque yo vuelva a extrañarla como un loco todos los días, de todas formas si no puedo tenerla, es mejor mantenerla lejos. Llego al bar, miro la entrada y desde ahí está lleno de personas, suspiro, paso una mano por mi rostro y entro en el lugar, en un primer momento no la encuentro, luego estoy a punto de perder la cordura cuando la veo bailando en medio de la pista con mas de un hombre, miro al techo, me abro camino entre las personas intentando evitar el contacto visual con nadie, llego a ella y la tomo de la mano, ladea la cabeza y me señala.
– Jason – asiento - ¿viniste a buscarme? – tomo su mano y comienzo a tirar de ella fuera de la pista de baile
– ¿Dónde están tus cosas? – le pregunto, señala una mesa donde hay sentadas dos mujeres y un hombre, me acerco, localizo el bolso con el que la vi salir de casa y me voy, no saludo a nadie, si estoy un segundo más aquí el que podría desmayarse soy yo, una vez fuera la subo en el coche, me paro junto a la puerta del conductor y respiro profundo, lo logre, la saque de ahí, entro en el auto y lo pongo en marcha
– ¿Por qué me viniste a buscar? – me pregunta riendo
– ¿no era lo que querías? – no me di cuenta antes, pero ahora es algo claro para mi que me llamo a propósito
– No, no quería que vinieras – me dice – si no lo hubieras hecho me habría ido con uno de esos chicos que estaban bailando conmigo – me muerdo el labio inferior
– ¿quieres que te lleve de regreso? – le pregunto cuando logro hablar
– ¿debería? – suspiro
– Si quieres irte con alguien a su casa asegúrate de estar sobria para que lo disfrutes – solo de pensarlo mi piel se hiela
– No creo que eso sea necesario – pone una mano en mi muslo - ¿quieres que te demuestre que no es necesario? – abro la ventana para que me entre el aire de la noche, mi corazón late como loco y mi piel parece que se va a quemar donde tiene apoyada su mano
– ¿al menos tienes idea de lo que haces? – le pregunto – no estoy seguro de que siquiera hayas tenido sexo – lo que en realidad no se es porque me meto en un tema tan espinoso como este
– No lo he hecho – me dice con total sinceridad – llevo toda la vida esperando a que me pidieras tener sexo – aprieto los dientes, yo si he tenido sexo, como bien me dijo ella de forma loca, pero siempre he pensado en ella, ni una vez lo he hecho sin que pase su imagen al menos una vez por mi cabeza
– No sé por qué debería yo pedirte algo como eso – asiente y se aparta
– Tienes razón, no tienes un motivo para hacer algo como eso, por eso necesito tener sexo con alguien más, estoy trabajando en que se vaya la obsesión que tengo por ti – suspiro, espero que no siga diciendo estas cosas por demasiado tiempo
– Por eso te digo que te mantengas sobria, los hombres no quieren a una mujer borracha en sus camas – se vuelve a acercar
– Regrésame al bar y comprobemos tu teoría – aprieto el volante – o simplemente llévame a tu cama, ya veremos si soy capaz de complacerte incluso en este estado o no – la miro, quiero besarla así que quito una de mis manos del volante y la empujo para que mantenga la distancia
– No lleva a niñas ingenuas a mi cama, prefiero a las mujeres maduras que saben lo que hacen y lo que quieren – se ríe
– Gracias por el dato – me responde – me voy a convertir en una mujer muy experimentada antes de hacerte un pedido como este una vez más – llegamos a la casa, salgo del auto y voy a ayudarla, para mi sorpresa sale caminando por sus propios pies, regresa al auto are la puerta y toma su bolso, no esta tan borracha como yo creía, podría haber llegado por sus propios pies a casa, cuando vuelve a encaminarse a la casa veo su ropa, irritante niña malcriada, por que me hace ver su trasero enfundado en esa falda
– Vístete – le grito – te vas a resfriar
– No quiero – me grita de vuelta – ven y oblígame
– Ayúdame dios – digo por lo bajo y entro en la casa, ella esta subiendo las escaleras, espero que llegue arriba antes de comenzar a subir, me encamino a mi habitación, ella está esperando fuera de la suya
– Te diría que no entres en mi habitación mientras duermo, pero es más probable que yo entre en la tuya – me dice con descaro, se acerca con paso lento, aun en sus tacones es mucho mas baja que yo así que es algo gracioso, cuando esta frente a mi y sin previo aviso me besa, de inmediato se aleja
– Nunca vuelvas a hacer algo como eso – le advierto, a pesar de que estoy disfrutando sobremanera el sabor de sus labios en mi boca
– No pierdas tu tiempo – me dice – voy a hacer lo que quiera – me advierte antes de irse dentro de la habitación.
Apenas pude dormir, mi cerebro se enfrasca en pensar en la mujer que esta al otro lado de la pared, quiero tanto entrar en su habitación y hacer lo que me estuvo pidiendo durante toda la noche que mi cuerpo incluso duele en zonas en las que no sabía que podía llegar la tensión, me levanto en cuando amanece y preparo el desayuno, para cuando ella baja tengo todo listo, no se ve para nada avergonzada por lo que sucedió, pero no me sorprende, la conozco y se que ella es así.
– Buenos días – me dice
– Definitivamente no conoces la vergüenza – le respondo de esa forma a su saludo
– No tengo por que sentirme avergonzada por decir lo que siento, pero no te tienes que preocupar, es la ultima vez, digamos que fue un adiós a mis esfuerzos - se sienta en la mesa frente a uno de los platos que ya tenía servidos
– Espero que eso sea verdad – no se si de verdad es lo que quiero, me voy a volver loco, ella me va a volver loco – a partir de hoy mantente centrada en el trabajo te necesito para que hagas bastantes cosas así que no puedes estar de bar en bar
– No se preocupe, jefe – me responde con sarcasmo – voy a mantener mi vida privada y mi trabajo separados, cuando me vaya de bar me asegurare de que no lo afecte
– También asegúrate de cambiar mi contacto – asiente
– Claro que es algo que necesito hacer – me confirma sin discutir – si voy a salir con otros hombres no puedo tenerte en mis contactos como mi esposo – lo piensa – aunque he escuchado que dicen que el sexo es magnífico cuando el hombre esta celoso – se relame los labios y mi pecho se contrae, no se lo que se esta imaginando en ese momento
– Ya déjate de decir tantas tonterías, termina de desayunar y prepárate, nos iremos al trabajo – niega
– Ve por tu cuenta – me pide – no quiero llegar contigo a la empresa y que los ejecutivos malinterpreten la situación – niego
– No necesito que me cuides – me levanto de la mesa, no tengo siquiera hambre después de estarla escuchando decir estas cosas
– No te cuido, nos e de donde sacaste esa idea – la miro
– ¿entonces que haces? – necesito que me aclare
– Me cuido yo, entre los ejecutivos hay algunos hombres que están para chuparse los dedos, y el sexo de oficina lo ponen muy genial en las películas, quiero probar de eso – trago en seco, la dejo sola antes de que me provoque lo suficiente para que cometa un error, se que lo hace a propósito, o es al menos lo que espero, la siento salir de casa, me asomo por la ventana de mi habitación y compruebo que su ropa es sexi, pero completamente apropiada para ir al trabajo, me visto con calma, salgo de casa y me subo en mi auto, la veo en la parada de autobús y detengo el auto
– ¿segura que no quieres que te lleve? – le pregunto bajando el cristal de la ventana
– Estoy segura, puedes seguir con tu camino – se mantiene en su postura – pero gracias de todas formas – suena completamente formal, está jugando conmigo, está metiéndose en mi cabeza y por mas que lo intente, por mas que lo sepa me es muy difícil mantenerla fuera, me bajo del auto, doy la vuelta y abro la puerta del pasajero
– Entra – le digo de forma autoritaria – y entiende que no te estoy preguntando, te quiero dentro del auto, ahora – ella sonríe, creo que acabo de perder esta batalla, nos e si esto es o no parte de su plan, pero me da la impresión de que es así.