Después de la enorme discusión con Maximiliano Brown, en la mesa, salí de ahí hecha una furia para encerrarme en mi habitación a llorar por horas. Si, quería ser fuerte, al menos delante de él lo iba a ser,¡ pero joder! por otro lado me sentía jodidamente mal sin comprender ¿cómo cojones este hombre qué tanto amor vociferó por mi me odia de tal manera?
Después de muchas horas llorar en la cama, decide maquillar las enormes ojeras en mis ojos, colocarme un hermoso vestido y salir a la empresa de mi abuelo a ponerme al día con ella. Ahora yo era la socia de la empresa y debía comportarme como tal y eso iba a hacer en este preciso momento.
Opte por colocarme un hermoso vestido n***o, tipo ejecutivos unos tacones de aguja. Dejé mi cabello suelto que hacía juego con mi figura tonificada. Me veo en el espejo, y me agrada lo que veo.
Tomo mi bolso, respiro hondo y salgo de la casona, que, por cierto no he podido recorrer aún por falta de tiempo, o mejor dicho por andar metida en mi habitación llorando como tonta, pero no más, desde ahora en adelante voy a dejar todo atrás y seré fuerte, es lo que deseo en estos momentos, sentirme fuerte.
Cuando salgo de la casa el taxi que pedí hace un rato, me espera, entró en él para luego llamar a Ángel, necesito saber si puedo comprar un auto no puedo andar de taxi en taxi.
Al segundo repique me contesta.
—Ángel, ¿cómo estás? —lo saludó con alegría.
—Emilys, veo que ya llegaste de tu luna de miel ¿dime qué has vuelto a enamorar a Max, y todo está arreglado? —bufó como si pudiera verme, porque no entiendo porque él al igual que mi abuelo está empeñado en que yo vuelva con él, si el tipo me odia…
—Si regrese, pero no volví con Max, te llamo más bien para saber si puedo disponer del dinero de mi abuelo para comprarme un auto —muerdo mi labio mientras espero la respuesta.
—Si claro, pero tendrás que pedirle el dinero a Max, es el que controla esas cuentas.—
Mi sangre comienza a hervir, se supone que yo también soy la dueña de la herencia y en parte Michel era mi abuelo no el de el, pero por alguna razón mi viejo, quiso esto y no logro comprender el porqué.
Mientras voy pensando en todo aquello, no me percató que estoy afuera de la empresa. Suspiró con nostalgia de solo imaginar que este fue el patrimonio de mi abuelo y de mi hermoso padre Roy.
Le pago al taxista y camino a la instalaciones a paso firmé. Cuando estoy adentro veo que todas las miradas se posan sin disimulo en mí, ya para está hora todos deben saber que me case con Maximiliano Brown el hombre que me dejó plantada hace tres años y seguramente debo ser el hazme reír de medio país y todo por la bendita cláusula de mi querido abuelo.
Tomo el ascensor en el momento que un hombre lo detiene para entrar, me quedo mirando al susodicho y para mí sorpresa es Leah..
—¿Leah Smith? — le preguntó sorprendida.
—¡Emilis!, ¿cuándo regresaste? —me abraza y yo le devuelvo el abrazo gustosa.
Leah, es uno de los directores de la empresa,y gran amigo de la familia,además de que también lo considero un gran amigo mío, porque estudió conmigo en la universidad.
—Regrese hace unos días, vine a ponerme al corriente de la empresa,¿ cuál es la oficina de mi abuelo? me gustaría ocuparla —le Pregunto con una gran sonrisa en los labios
—Sígueme, y por cierto felicidades por tu boda con Max, a fin de cuentas lograron casarse —trago grueso fingiendo una sonrisa.
Leah me conduce a la oficina de mi abuelo, yo entro con nostalgia tocando cada una de sus pertenencias y recuerdos. Siento una lágrima caer por mis mejillas en ese momento.
—Michel perdón por no estar en tu funeral —toco una foto de él para hablarle.
Me siento en el asiento, para encender la laptop de mi abuelo y ponerme al corriente de la empresa cuando escucho la puerta de la oficina abrirse pronto.
Levantó la mirada con una mueca y puedo ver a Maximiliano entrar con la cara roja del coraje, aunque está molesto no puedo evitar ver lo sexi que se ve con un smoking de color azul rey, camisa blanca y sus cabellos alborotos que lo hacen ver s****l.
Muerdo mi labio con fuerza, porque aunque quiera odiarlo no puedo hacerlo, y me duele, me duele tener que amarlo tanto en silencio.
—¡¿Qué haces aquí?!—escupe en mi cara. Está tan cerca de mi que puedo sentir su aliento mentolado en mi rostro.
—¡¿Cómo qué hago? soy una de las herederas de mi abuelo,¿ creías que no iba tomar posesión de lo que es mío y trabajar en la empresa? pues estás muy equivocado! —grito de vuelta porque el no va a gritarme y yo quedarme a oírlo como tonta eso era antes ya no.
—Solo te diré algo, desde ahora en adelante eres mi esposa, y debes obedecerme, para una empresa no se viene con esos vestidos —subo una ceja molesta.
—¡Perdón!—llevó las manos a mi pecho por la sorpresa —te recuerdo que estamos casados por un contrato y que tú eres pareja de mi hermana Paola.
Sonríe con arrogancia.
—No me interesa, pero tú, no puedes andar con nadie y tampoco puedes andar de zorra con esos vestidos provocativos—apretó los puños con molestia.
—¡Largo de mi oficina! — le gritó mientras lo fulmino con la mirada, siento mis mejillas arder de la impotencia que me da que me diga zorra.
Él sonríe y sale de la oficin dando un portazo
Trato de relajarme un poco, para ponerme al tanto de todo lo de la empresa en el momento que se aproxima una chica pequeña y gordita que imagino que es la secretaria.
—Hola señorita Emilis, yo soy Grey la secretaria del señor Michel, vengo a ponerme a sus órdenes —la observó con una sonrisa.
—Gracias Grey,, necesito que prepares para mañana una reunión con todos los accionistas incluyendo a mi esposa para explicar que él y yo juntos llevaremos la empresa desde hoy en adelante —ella toma nota y enseguida sale de la oficina.
Me pongo a detallar las transacciones de la empresa con cuidado, soy contadora y puedo darme cuenta fácilmente de un desbalance o algo incorrecto. Por suerte no hay nada fuera de lo normal, al contrario la empresa está más próspera ahora que nunca, lo que significa que Máx ha hecho un excelente trabajo.
Sigo detallando las tracciónes de la empresa y me doy cuenta que hay una cantidad de dinero desde la cuenta jurídica a la cuenta de Paola.
Siento mi rostro botar chispas de fuego por la molestia.
Busco el número del banco y llamo para pedirle que adjudiquen todas las transacciones a mi cuenta , y que todo lo que sale de la cuenta de la empresa necesite mi autorización.
Le pido a Grey que imprima una hoja de la transacción y camino a la oficina de Maximiliano que está teniendo una reunión con alguien en su oficina.
Entró sin pedir permiso, al igual como él lo hizo conmigo y lanzó la hoja en su escritorio.
—Me puedes decir ¿por que cojones le das está cantidad de dinero de mi empresa a Paola?
El sonríe con arrogancia y juro que quiero matarlo en esto momentos.
—¿Celosa?—pregunta con una ceja alzada.
—No, no estoy celosa. —aunque si lo estoy—. Es solo que si quieres darle algo a tu… iba a decir mujer, pero me quedo callada al ver al hombre que está estático en el asiento—. Paola lo hagas por tu cuenta, y no de la empresa, te recuerdo que…
—Que es también mía ahora.
—¡Eso aún no se sabe, porque no creo que pueda soportar por un año a un bastardo como tú! —le gritó sin importar el hombre sentado en el asiento y salgo de la oficina dando un portazo.
A la mañana siguiente me visto de igual manera para ir a la oficina. Hoy es la reunión con todos los directores y necesito que vean en mi seguridad.
Cuando me siento en el comedor de la casa, puedo sentir por unos breves segundos la mirada de Maximiliano en mis piernas descubierta.
Subo la mirada para verlo, pero quita sus ojos y mira a otro lado .
—¡No soporto comer contigo aquí! —toma su plato para levantarse y salir al comedor del jardín.
Apretó mis manos impotente nunca entendere porque me odia tanto.
Termino de comer en silencio, pensado realmente en que pude hacer mal.
"No puedes seguir pensando en porque te odia Emilis, tienes que odiarla más por todo el daño que te ha causado" Trato de convencerme, aunque mi corazón no pueda entenderlo.
Lo veo subirse en su auto para irse a la empresa, yo salgo de igual manera en taxi, hasta que pueda sacar el dinero para el coche, cosa que lo haré de otra cuenta que no sea la de la empresa porque sé que Max me reclamará.
Cuando llegó a la oficina , Gley me indica que todos están esperando para la reunión, así que subo el piso para llegar a la sala de juntas.
Es un salón amplio, con una enorme mesa de vidrio en el centro, donde hay doce sillas y con doce directores y ejecutivos incluyéndome.
Me siento en la cabeza, justo en frente a Max, que me observa sin ninguna expresión en su rostro.
Todos me saludan con agrado, la mayoría me conocen y no dejan de decir lo hermosa que estoy después de pedirle perdón a Max por su atrevimiento.
Veo Max tensar los labios, y un fresco se posa en mi pecho de solo pensar que él me ama aún .
"No, no, y no Emilis, no puedes pensar que él siente algo por ti,solo porque tenga un maldito sentido de pertenencia como si fuera un trozo de carne" —me reclamo a mi misma por mis tontos pensamientos
Saco los absurdas ideas de mi cabeza para explicarle a todos con amabilidad mi mecanismo de trabajo,dando como resultado que todos estén satisfechos, excepto Max que no ha dicho una sola palabra.
Estoy apunto de irme cuando Leah me llama aparte para invitarme cenar.
—Emilis, se que ahora eres una mujer casada, pero me gustaría invitarte a cenar y así poder hablar contigo de un negocio que tengo en mente, es algo que había hablado con tu abuelo pero como falleció—baja la mirada—. Puede ser que tú me escuches.
Sonrió en su dirección, aceptando la cena con él por la noche.
Camino al ascensor para ir a mi oficina cuando siento que Max entra quedando solo con él en el interior…