Capitulo 24

2458 Palabras
Narrado Isabella El camino de la entrada hasta la habitación de mis abuelos siempre es largo pero esta vez se me hizo mucho más largo, Eva caminaba detrás nuestro en silencio mirando casa detalle de la casa como si lo estuviera analizando cada foto en familia, cada premio, cada logro de mis abuelos, de mis padres o nuestros, me molestaba. Aiden agarraba de mi mano mientras nos llevaba a la habitación de mis abuelos, no es que no pudiera andar sola pero es que tenía las fuerzas bajo mínimo. —Vamos—me dijo Aiden mientras nos parábamos delante de la puerta de mi abuelo, me solté de su agarre para pasar mis manos sudorientas, estaba demasiado nerviosa con tener que encontrarme con mi abuelo, con que viera a Eva y sin saber que iba ha hacer, esperaba que no hiciera nada malo. Aiden toco la puerta cuando creímos que estuvimos listos, pero Eva no espero a recibir la aprobación de pasar sino que entro sin decir nada, no nos dio tiempo a agarrarla o ha hacer algo, entramos después de ella, mi abuelo estaba sentado en la cama mientras que la enfermera le cambiaba la bolsa, me di la vuelta lo más rápido que pude, no por asco, sino para darle privacidad. —Esperamos fuera—dijo Aiden agarrando a Eva. Nuestro abuelo aún no había levantado la mirada pero estaba claro que estaba completamente avergonzado, desde hace años su salud ha ido poco a poco en decadencia, todo comenzó con un cáncer de vesícula, este termino con quitarle la vesícula pero la operación salió mal, tuvo varias infecciones hasta que su colon dejo de funcionar correctamente por lo que tiene la bolsa, sin hablar de que apenas se puede mover por fallos motores que tiene, no le gusta que le veamos así ni mucho menos más de dos horas al día, los fallos en su cuerpo se notan y le da vergüenza por lo que solo nos deja verlo cuando esta medicado. —Alessandro—le llamo Eva. —Esperar—dijo nuestro abuelo y mientras que Aiden y yo le dábamos privacidad Eva lo miraba todo. La enfermera salió de la habitación, y nuestro abuelo se tapo y se tumbo en la cama, ya que esta era la posición más cómoda para él, empuje a Eva porque no me importaba su presencia y me acerque a mi abuelo para besar su mejilla. —Mi angelito—me dijo acariciando mi mejilla—Déjame solucionar esto y luego te tumbas a mi lado un rato—me susurro y asentí, me aparte de mi abuelo para que pudiera ver a Eva, mi abuelo respiro con intensidad, estaba claro que estaba nervioso, las cosas no iban a ser nada faciles. —Alessandro, por fin—se acerco ella arrodillándose alado de su cama y lo miro—No me buscaste—se quejo ella y mi abuelo lo miro. —Fuiste mi primer amor pero no el amor de mi vida, eres lo mejor que me paso en esos años de escuela Eva—dejo claro mi abuelo y le mire. —Ellos sabes todo, que no amas a Martha, que ella amaba a Travis por lo que no debes ocultar con tus palabras—le suplico Eva y la mire, creo que esta chica si amo con intensidad a mi abuelo, los amores que se daban en la primera etapa de la adolescencia eran los mas intensos, los que siempre recordábamos y pocas veces duraban para siempre, ante será más posible por no tener tanta posibilidad de viajar pero ahora, nada era para siempre. Aunque como enamorada empedernida, esperaba que mi historia de amor nunca terminara. —Eva, te quise demasiado y por muchos años pero te aseguro que ahora que me estoy muriendo a la unica persona que quiero tener tumbada a mi lado es a Martha—dijo mi abuelo y nos miro, mire al suelo avergonzado por lo que estaba diciendo, no lo culpaba por amar, no lo culpaba, era lo más normal del mundo, todos amábamos o nos enamorábamos de más de un persona, bueno la gente normal menos yo, y bueno creo que Eva tenía la misma maldición. —Ser guardián te da muchas cosas, vida eterna y poder viajar pero al mismo tiempo ves morir a todos los que amas sin hablar de que solo podemos enamorarnos una vez y demasiado intensamente—explique, Aiden me miro demasiado sorprendido, no se lo había contado a los demás, no quería que Cristina y Matt se vieran obligados a estar con nosotros por siempre por una maldición, no quería que nadie se viera obligado a amar a alguien porque si, pero se lo debía contar a Aiden. —Eva—la llamo mi abuelo y beso su mano—Te voy a querer por el resto de mis días, mi alma esta condenada pero mi corazón tiene un espacio para ti, siempre lo tendrá, me enseñaste a amar y viví mis mejores aventuras contigo, y creo que deberías vivir esas aventuras que siempre planeamos, no las viví por cuidar a mis hijos pero recorre el mundo por mi, y luego salva a mis nietos de cualquier mal que puedan pasar—le dijo y beso su mano. Eva apoyo su frente en la mano de mi abuelo, estaba claro que estaba destrozada, que su corazón se había roto pero agradecía que mi abuelo fuera sincero y que realmente amara a mi abuela porque ella merecía ser amada, los dos lo merecían, eran increíblemente buenos, amables y atentos, los amaba con toda mi vida. —Haz lo que te ha dicho mi abuelo—dije haciendo que todos me miraran—Recorre el mundo y ven antes de que nos vayamos del internado para siempre, quédate el portal y cuídalo evitando que más gente entre—. —No podemos hacer nada—me dijo Aiden y le mire—No nos podemos fiar de ella, no va volver—dijo. Le mire. —¿Y? La vamos a atar en nuestra habitación, nosotros vivimos obligados ha hacer cosas que no queremos, no podemos dar el mismo destino a los que apreciamos o a los que nos necesitan, eso es cruel—deje claro, Aiden suspiro y beso mi mejilla pero estuvo de acuerdo conmigo. Eva beso la mejilla de mi abuelo y lo miro. —Te espero donde nunca envejecerás—dejo claro Eva, beso su mejilla y se acerco a nosotros, agarro mi mano y beso mi mejilla para después abrazarme en forma de agradecimiento, la abrace con fuerza, ella era como mi familia, sanguínea directa, bueno o medio directa pero eso no es li importante, la cosa es que ella era familia como Aiden o como mis abuelos por lo que había que cuidarla, tras abrazarme a mi, beso la mejilla de Aiden—No le digáis a Martha que me he ido hasta que este lejos para que no pueda seguirme y pegarme con el bastón—nos pidió Eva, que agarro su mochila y se fue de la habitación, me acerque a mi abuelo para tumbarme en la cama con él, Aiden se acerco a él pero no se tumbo lo miro desde arriba. —Me ha dicho mi enfermera que habeís venido acompañados—comento mi abuelo y mire a Aiden. —Este año han cambiado las cosas, los cambios de habitación nos han dado nuevos amigos y parejas—dejo claro Aiden y mi abuelo lo miro—Cristina es una gran chica, ella te encantara pero tenemos que esperar a que tu infición baje para que los conozcas, y bueno la que se ha sacado la lotería es tu nieta que sale con el próximo rey de Dinamarca—dijo y le mire mal. Mi abuelo estaba pasando por una infección estomacal por el tuvo de la sonda, parece que cuando se la cambiaron, la esterilización no fue correcta y se le subió por varios órganos, todos esperábamos que los antibióticos intravenosos funcionaron y que dejara de estar malo, era una de las personas más fuertes de mundo por lo que iba a superar esto. —Necesito ver a ese chico y amenazarlo—aviso mi abuelo mientras me abrazaba con una mano y besa mi cabeza. —Ya esta con la abuela—le avise haciendo que riera. —Siento mucho que hayáis descubierto de esta forma que no sois mis nietos biológicos y todo esto, el drama de los viajes y esas cosas—comento mi abuelo y le mire—Os quiero con toda mi vida, sois mi familia pase lo que pase, sois mis niños, sois mis ángeles, sois mis personas favoritas, y si no os contamos nada sobre la verdad nunca, es porque no queríamos que nos odiarais, vuestros padres se enfadaron mucho y estuvieron meses sin hablarnos—nos explico y le mire. —Jamás me enfadaría contigo—le deje claro y le mire—Eres mi persona favorita—le dije y mi abuelo beso mi nariz. —Yo estoy de acuerdo contigo Isa, jamás me enfadaría contigo abuelo, eres nuestro héroe, esa persona que siempre nos cuidaba y nos acompañan en las noches de tormenta—dijo Aiden y me abrace más a mi abuelo. Mi abuelo era el mejor amigo del mundo, él era diplomático por lo que siempre trabajaba por el resto del mundo, y siempre que volvía nos traía regalos, al principio eran cosas normales pero cuando mi madre se enfado porque me trajo un vestido feo tuve la tradición de traerme, el vestido o la camiseta más feo del país, era lo mejor, a mi me encantaba esa ropa, siempre la usaba y a mi madre le molestaba tanto que lo adoraba, sin hablar de que aunque mi abuela nos repudiara, mi abuelo siempre nos visitaba a escondidas en Italia, era el mejor, siempre atento y aún estando en el internado siempre nos llamaba y enviaba regalos, sobre todo cartas, mi abuelo me escribía una carta al mes desde que supo que mi madre estaba embarazada de mi. —Abre mi cajón—pidió mi abuelo y Aiden así lo hizo, de su mesa de noche mi abuelo saco una carta que me la dió y una caja de terciopelo, me senté en la cama y le mire—La carta la abres a final de mes como siempre—me ordeno y asentí, abrí la caja que era grande pero no demasiado como un pequeño joyero, ahí no había joyas pero no eran como joyas pero sin oro o diamantes, eran fotos y tarjetas que había recopilado sobre él y yo durante toda mi vida, y si había una una pequeña joya un anillo familiar que siempre quise pero mi abuelo nunca me lo quiso dar. Mire arriba para ver que Aiden tenía una caja parecida pero el no tenía un anillo sino el reloj de mi abuelo. —No nos lo des—le suplique. Mi abuelo me miro impresionado sin saber porque estaba diciendo eso pero es que estaba a poco de llorar. —Cariño, la vida no es para siempre y quiero que las cosas más importantes de mi vida, se queden con las personas más importantes de mi vida—dejo claro y nos miro, primero a Aiden y después a mi—He criado a cuatro hijos, a vuestros padres y luego a vosotros, sois mi mayor orgullo y no por las notas, ni porque tengáis amigos poderosos, eso no me importa, sois buenas personas e inteligentes, hacéis las cosas de corazón y con amor, sois lo mejor que tengo y el futuro de este mundo con vosotros esta completamente seguro, no lo dudo—. Me intente contener las lagrimas, no podía llorar delante de él, eso le haría más daño. —Ir a por vuestra abuela, necesito tenerla a mi lado mientras el cuerpo aún no me duele—nos pidió. Bese su mejilla y me baje la cama, mire por ultima vez a mi abuelo y en silencio baje con Aiden para ir a la biblioteca, me costo mucho mantener la compostura, estaba loca por salir de aquí porque estuviera en una mala pesadilla y mi abuelo estuviera completamente sano cuando me despertara, necesitaba que las cosas terminaran ya. Llegamos a la biblioteca donde mi abuela tomaba te con mis amigos de forma tranquila como si nada malo pasará, sonreía por lo que eso significaba que se había llevado con Cristina y Matt por lo que todo iba a salir bien, nada malo, mi abuelo les había aceptado por lo que mi mayor miedo, había pasado. —El abuelo quiere que vayas a verle—dije y mi abuela me miro. Mi abuela dejo la taza de te en la mesa para después levantarse y pasar por nuestro lado e irse con mi abuelo, no dijo nada, ella tenía todo el tiempo del mundo para decirnos cosas pero mi abuelo tenía una pierna dentro y otra fuera del mundo, de este mundo y es algo que no iba a aceptar, odiaba con toda mi alma que tuviera que pasar por esto, no lo merecía. —¿Realmente necesita ese bastón?—me pregunto Matt y me senté a su lado acariciando la caja, Aiden se sentó enfrente de nosotros, estaba demasiado afectada por lo que podía pasar. —Lo uso por un problema de rodilla, no se si sigue con el problema o lo usa solo para poder pegarnos con ello—comento Aiden. —¿Qué es eso?—me pregunto Matt, lo abrió y sin dudarlo agarro una foto mía de pequeña —Que mona—dijo haciendo que riera, iba con una corona y el vestido de comunión de mi madre—Serás una gran reina—dijo sin pensarlo y le mire. —Si te aguanto lo suficiente seré lo que quieras—le deje claro y Matt me miro riendo. —¿Me la puedo quedar?—me dijo y se la quite de la mano. —No, te daré otra, estas son de mi abuelo—le deje claro y volví a cerrar la caja. Nos quedamos ahí en silencio esperando a que algo pasara, a que alguien nos dijeran, cualquier cosa desde que el mundo se quema hasta que podíamos irnos porque todo estaba bien, no es que tuviera ganas de estar en el internado pero tampoco de estar en mi casa por estas circunstancias por suerte ni mi madre ni mi padre estaban, estarían trabajando y evitando que algo malo se diga de mi abuelo, la cámara de condes deberá estar reunida en estos momentos.
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