Capitulo 4
1120 Palabras
Capítulo 4
¿Dónde estás Anny?
Observo la cascada que es un impedimento entre ella y yo, lo que me provoca vierta molestia. Aún puedo sentir su presencia de alguna manera lo hago, así que doy un paso acercándome.
El agua fría hace que un escalofrío me pase. Observó el sitio dándome cuenta de que hay un espacio por donde se puede pasar así que la busco encontrándola cerca de una cueva. Coloca sus manos en la orilla y se impulsa para sentarse en la orilla sacando su aleta morada con destellos azules, en cuanto esta es alejada de el agua parece brillar unos segundos hasta que comienza a desvanecerse de forma rápida lo que hace ver unas piernas y maldigo. Hace su cabello con una mano atrás y se levanta,
¡Está desnuda!. Inhalo y exhaló con brusquedad, no soy un hombre de palo y ella parece no saber que es un peligro provocar un hombre. Camina tambaleante adentrándose. Me debato entre ir tras ella y dejarla ir, luego recuerdo que nuestro tiempo corre, sé lo que pasara si la llevo, pero ahora que la encuentre no soy capaz. También sé que en este lugar podría correr peligro solo tengo que ver la cicatriz y su dolor que se sentía como el mío.
Decido seguirla así que me aproximo a la cascada a comparación de ella nada más tengo que elevar la pierna e impulsarme para llegar la cueva es algo pequeña y tengo que agacharme para moverme, la observó mirarme y corre. Toma todo de mí no bajar la mirada para ver su culo, me detengo y doy una vuelta para calmar mis hormonas.
La escucho hacer algunos sonidos que me provocan un dolor en mi pecho, solamente llevamos unos minutos juntos y está creando un remolino de tristeza y desolación en mi pecho. Sin embargo, cuando la busco con la mirada la encuentro con una flor en las manos, al acercarme me doy cuenta de lo que es. Corro hasta ella.
— ¡No! —grito, esta planta puede ser venenosa
Un arquidio, sus pétalos son morados y en el centro tiene unas antenas amarillas, utilizo un paliacate colocándolo en mi nariz y boca. De esa manera no inhalaré su olor que resulta ser una droga para todo el que esté cerca, causa diferentes efectos y la muerte si están expuestos por largo tiempo. Y ella parece estar llena con este veneno, aunque solo fueron unos segundos.
Quito la planta de sus manos y es así como me observa, hay indecisión en su mirada, sin embargo, termina sonriendo. Quito mi camisa bajo su atenta mirada y se la coloco sobre los hombros y le ayudo a meter sus manos en las mangas y la abotono. En un barco lleno de hombres no es bueno que ande desnuda además de que lanzaré por la borda a todo aquel que la observe de más.
Pasa sus brazos por mi cuello, lo que me alegra, esto facilitara el llevarla de esta isla, paso el brazo por sus piernas y me alzo. Tararea alguna canción mientras esconde su rostro en mi cuello mientras me olfatea haciendo que le gruña como advertencia. Ella suelta un pequeño gemido, aprieto su pierna con fuerza y me enfoco en nuestro camino en la cueva guiándome por el brillo que se ve al fondo, supongo que llevara a algún lado. Tararea una canción mientras mueve las piernas, está divertida con lo que pasa.
Llego a la salida donde hay una arena blanca que casi brilla lástima do la vista, salto de la cueva hasta ahí y sigo recto es cuando logro ver el barco, no recuerdo haber caminado tan lejos, apresuro el paso. Parece conforme nos acercamos más alegre mientras saluda a todos cuando pasamos por los que disfrutan de un gran banquete.
—¡Vámonos! —grito pasando a su lado
Algunas sirenas se alteran sorprendidas es cuando recuerdo que su efecto no nos hace nada, son simples mujeres a nuestra vista y oídos. Eso es lo que la magia de Getvy ocasionó, para nuestra suerte. Aunque la mayoría de sus hechizos salen mal esta vez se aseguró de hacerlo bien lo que implico llevarla en el barco, gran error si me lo preguntan, nos perdimos y nos enfrentamos a ciertos monstruos que casi nos matan. Me doy cuenta de que el atardecer esta llegando, el efecto pronto se romperá.
— ¡Cúbrase los oídos con algo!, rápido suban —vuelvo a gritar
Observó a las sirenas cercanas alerta, la agarró con una mano para estar listo por si hay un ataque, tengo agarrada la espada, la desenvainó en un solo movimiento. Ella me observa aún divertida, espero que los efectos sigan hasta que estemos medianamente lejos.
—No harán nada, les interesa más comerse a tu gente —dice con burla mientras juguetea con su cabello, sonríe y parpadea varias veces
Me detengo para verla, ¿Me está coqueteando?. Niego riendo y llego hasta el barco, subo al barco usando la soga. Observó a mi alrededor encontrando a varios mirarme a la expectativa. Y luego a ella. Veo la noche llegar lo que es una indicación de que debemos irnos. La dejó en el suelo al pendiente de que no salte del barco, sin embargo, saluda a los presentes, cuando se acerca a la orilla la sigo.
—Será mejor que se vayan —murmura, parece muy alegre sentada
Admira el lugar como si por primera vez, su cabello revolotea moviéndose conforme el viento pasa. La miro mientras tararea una canción que ahora mientras espero a que sigan subiendo algunos tripulantes mientras otros son jalados intentando llevarlos. Le pongo atención a la letra que canta
Cuidado, cuidado pirata
ya no hay escapatoria,
el atardecer llego y con él
el festín de las sirenas de piel azul
Se los van a comer…
Observo a los que faltan y luego el atardecer.
—¡Vámonos ahora! —grito, lo que hace que abandonen a los que jalan y corran al barco
Son ayudados a subir los últimos, el ancla es elevada, me observan esperando una borde, muevo mis manos recordando que no escuchan, así se moviliza, alzan las velas y comenzamos a alejarnos de la costa, alerta con las espadas. Desenvainó la mía mientras dirijo el barco a la salida. Ella se movió hasta donde estaba él y se colocó en la orilla a su lado. Hay un movimiento brusco, da un giro evitando que detengan el barco, alcanza a agarrar su brazo antes de que caiga.
—Adiós —grita elevando su mano y moviéndola de un lado a otro
Solo sonrió pensando en la graciosa escena qué hará cuando se le pase el efecto.
- Autor
