Al terminar con mi desayuno, me despido de la abuela Mary para ir a la universidad. Hoy era mi primer día de clases, esperaba poder pasar desapercibida y hacer amigos, ya que no conocía a nadie aquí.
Como no me sabía el camino a la universidad, tomé un taxi para que me dejara en la puerta, memorice el camino para no perderme en el regreso. Al llegar, le pago al conductor la carrera y me bajo del auto. Camino hasta la oficina del decano por mi horario de clases y para recibir un recorrido con el grupo de estudiantes que empezaban su carrera universitaria el día de hoy, al igual que yo, estaba muy emocionada por empezar uno de mis sueños.
Todo iba de maravillas, mientras nos daban el recorrido, conocí a dos chicas. Se llaman Lupita Torres y Jenny Fernández. La primera en acercarse a mí al verme tan sola fue Jenny, luego Lupita se juntó con nosotras. Ambas me cayeron muy bien, Jenny es la más alocada de las tres, entro en el programa de abogacía, mientras que Lupita era la más seria e iba a empezar a estudiar publicidad.
En cambio, yo, era un intermedio entre ambas, tenía un nivel de alocada, pero también era muy seria. Todas estudiábamos carreras diferentes, pero nos hicimos buenas amigas. Estábamos hablando con Jenny sobre nuestros horarios de clases, hasta que choque con un chico por no ver por donde caminaba.
- Lo lamento – me disculpo por haber sido tan descuidada.
- Yo lo siento, no iba pendiente por estar en mi teléfono – dice disculpándose.
- Lo siento, yo también iba distraída – no podía dejar de ver sus ojos, eran color miel.
- Me llamo Rodrigo… Rodrigo García – dice extendiendo su mano.
- Deisy Monserrat – me presento tomando su mano.
Pueden llamarme loca si lo desean, pero sentía que era amor a primera vista. Había sentido amor a primera vista en mi primer día de clases y eso me ponía muy feliz.
- Deisy apresúrate, debemos irnos o el profesor se enojará – dice Jenny.
- Ha sido un placer conocerte – digo despidiéndome de él.
- Ven, debemos irnos – me dice Jenny, aunque en realidad me estaba arrastrando.
Corremos para alcanzar al grupo, antes de que el profesor que nos daba el recorrido, se diera cuenta de que nos habíamos quedado atrás. Cuando llegamos con el grupo, Lupita nos regaña por habernos separado.
- No es mi culpa, es de Deisy. Fue ella quien se quedó hablando con un chico lindo – dice echándome la culpa, pero no me importó.
- Lo siento, choque con él y me estaba disculpando – dije.
- ¿Quién es el chico? – pregunta Lupita.
- Se llama Rodrigo – dije con una sonrisa.
- Y vaya que está guapo – dice Jenny suspirando.
- ¿En serio? – pregunta Lupita.
- Es simpático – digo.
- ¿Simpático?, está es más que bueno – dice Jenny.
- ¡Jenny! – decimos al unísono Lupita y yo.
- ¿Qué?, es la verdad – dice ella alzando sus hombros.
- Pero, ¿cómo es él? – pregunta Lupita interesa por saber quién era él.
- Pues… Es alto, acuerpado, tiene ojos de color miel, algunas pecas en sus pómulos y nariz, labios delgados, cabello castaño y piel morena – dije sonriendo al recordarlo.
- Un bombazo – dice Jenny y las tres nos reímos.
- Bueno… Me sorprende que te pase eso en tu primer día de clases. Solo ten cuidado, no siempre los chicos se acercan a una chica con buenas intenciones – dice Lupita.
- Lupita tiene razón, ve despacio Deisy – dice Jenny.
- Lo tendré en cuenta chicas, gracias – dije agarrándolas por los brazos a cada una.
Seguimos el recorrido por la universidad, cada vez que pasábamos por una parte del increíble edificio, quedaba maravillada. Cuando terminamos el recorrido, nos estaban diciendo que podíamos tener el resto del día libre y podíamos hacer lo que quisiéramos.
Jenny y Lupita son nativas de Argentina, mientras que yo soy de Italia. Ellas me hacían preguntas sobre mi país, de cómo era nuestra cultura, entre otras cosas. Caminábamos a la cafetería para comer algo, cuando siento que alguien toca mi hombro, me giro y me llevo la sorpresa de que era de nuevo él.
- Hola – sonríe tímidamente.
- Hola – lo saludo.
- Lamento molestarte – dice.
- Descuida, no me molesta – digo y me siento tímida.
- Buscaremos una mesa, no tardes – dice Lupita para darnos espacio.
- De acuerdo, gracias – le digo.
- Nos vemos en un rato Deisy – dice Jenny.
Veo a mis nuevas amigas alejarse, dejándonos solos. No sabía que decir, ni que hacer. Me sentía nerviosa y cada vez que me sentía así, me mordía el labio.
-Yo… Amm… Yo, quería saber si te gustaría ir al cine – ¡oh por Dios!, estaba a punto de tener mi primera cita en un país extranjero con un chico lindo, en mi primer día de la universidad.
- Yo… Me gustaría – le respondo sin dejar de sonreír.
- Genial, ¿te parece bien el viernes? – me pregunta.
- Claro – dije.
- ¿Me darías tu número? – pregunta extendiendo su teléfono para guardar mi número.
- Si, está bien – dije y lo apunté.
- Nos vemos el viernes Deisy, es un placer conocerte – dice.
- Nos vemos – extiendo mi mano para despedirme de él, pero él me sorprende dándome un beso en la mejilla.
- Hasta entonces – dice y sale corriendo, dejándome como un tomate.
No podía creer lo que estaba pasando en mi primer día. Hice nuevas amigas, conocí un chico lindo y tendremos una cita, mi primera cita. No podía estar más feliz. Camine hasta donde estaban las chicas, habían pedido hamburguesas para todas. No podía dejar de sonreír y apenas me senté con ellas, llegaron las preguntas.
- ¿Qué te dijo? – pregunta Jenny emocionada.
- Me ha invitado a salir – dije sonriendo.
- ¿De verdad? – pregunta Jenny incrédula.
- Si – dije.
- Ve despacio Deisy – dice Lupita.
- No seas aguafiestas – le dice Jenny.
- No lo soy, solo ve despacio. Es tu primer día aquí y no sabes nada de ese chico, solo ten precaución de que no te haga daño – dice Lupita y entendía que lo que quería decir era verdad.
- Tienes razón, tendré cuidado – le digo para que no se preocupe.
- Está bien – dice ella.
- Debemos ir de compras – dice Jenny luego de dar un sorbo a su bebida.
- ¿De compras? – pregunto.
- Si, es tu primera cita. Debes verte guapa y sexi, nosotras te ayudaremos para que te veas hermosa ese día, ¿verdad? – le pregunta Jenny a Lupita.
- Por supuesto – dice ella.
- Muchas gracias chicas – les digo.
Comimos nuestra comida entre risas, sentía que había conseguido unas buenas amigas, unas que durarán muchos años a mi lado. Duramos un buen rato hablando de todo, hasta que ya era hora de irnos a nuestras respectivas casas. Cuando llego, veo a la abuela Mary regando las plantas del jardín.
- Hola abuela – la saludo dándole un beso en su arrugada mejilla.
- Hola cariño, ¿qué tal tu primer día? – me pregunta.
- Bien, ha sido fabuloso – le digo sonriendo.
- Veo que ha sido así, tu sonrisa te delata – dice señalando mi boca.
- Lo fue – dije.
- ¿Y eso a qué se debe? – pregunta.
- Hice nuevas amigas – dije.
- Me alegra mucho tesoro – dice sonriendo.
- Y… - digo.
- ¿Y? – pregunta.
- Conocí un chico – dije nerviosa, no sabía lo que diría la abuela Mary.
- ¿Un chico? – pregunta sorprendida.
- Si, se llama Rodrigo. Me ha invitado al cine este viernes – digo, esperando a que ella apruebe mi salida.
- Mmm… Ya veo – dice caminando hacia a la casa.
- ¿Estás enojada? – pregunto, ya que no me esperaba esa reacción.
- No mi niña, es solo que no me esperaba que pasara tan rápido. Creí que tendría que lidiar con esos chicos más adelante – dice riéndose y eso me calma.
- Tendré cuidado abuela – le digo.
- Eso espero, confío en que lo harás – dice.
- Gracias abuela, te quiero – le digo.
- También te quiero – me dice.
- ¿Quieres que haga la cena? – le pregunto.
- No cariño, esta noche me encontraré con un viejo amigo – dice.
- ¿Un amigo? – pregunto con curiosidad.
- Si, es un viejo amigo. Hace algunos años su esposa falleció y hoy se celebrará su aniversario de fallecimiento, me gustaría asistir después de tanto tiempo para acompañarlo – dice.
- Ya veo, lamento eso – digo un poco triste por la noticia.
- Descuida, esa bruja ya se fue hace mucho – dice.
- ¡Abuela! – digo y me ha dejado sorprendida por su comentario.
- ¿Qué?, esa mujer no era de mi santa devoción – dice.
- Pero aun así no creo que sea bueno ofenderla en este día – digo.
- Eso no me importa, nunca me agrado la idea de que mi amigo se haya casado con ella, era una víbora – lo que dice me hace reír mucho, al igual que a ella.
- Está bien, prepararé algo para mí después – digo para no seguir con esta conversación.
- Tardaré en volver, cierra todo con llave. Si llega a pasar algo, no dudes en llamarme – me dice.
- No te preocupes, lo haré – dije.
Me despido de mi abuela y hago caso a lo que ha dicho, cierro todo con llave, ya que estaré sola hasta quién sabe qué hora. Voy a mi habitación para cambiarme de ropa y ver una película. Al tomar mi teléfono me doy cuenta que tengo un mensaje de un número desconocido en w******p.
- Me gusto conocerte este día… Por cierto, soy Rodrigo.
No esperaba que me escribiera tan pronto, llegue a pensar que sería solo una broma de su parte, pero está visto que no. Me quedo viendo el mensaje unos minutos con una enorme sonrisa y decido responderle.
- Hola, el gusto ha sido mío – respondo.
Un minuto después recibo otro mensaje suyo, diciéndome que en verdad le ha gustado conocerme. Después de ese mensaje, llegaron más. Nos preguntábamos de todo.
Me dijo que su color favorito era el amarillo, le gusta el jazz, sus películas favoritas son las de acción. Tiene un hermano menor, sus padres son divorciados. Estudia para ser un gran abogado y está empezando su segundo año.
Hablamos por horas, hasta que me di cuenta que ya era la media noche. Me despedí y quedamos en almorzar mañana en la universidad. Después de despedirme, coloqué la alarma para ir a mi primera clase y me acosté, no dejaba de pensar en todo lo que habíamos hablado, la sonrisa que había en mi rostro, no se iba.
Era la hora del almuerzo, estaba nerviosa por estar por primera vez a solas con él. Mis amigas decidieron almorzar aparte, para que pudiéramos tener una cita en el almuerzo. Jenny insistió en que llevará un poco de brillo en los labios y Lupita la regañaba para que no exagerará.
Mientras almorzábamos, hablamos de todo. Sentía una química con él, no pensaba en que podía llegar a gustarme alguien, pero así fue.
Ya era viernes, hoy iríamos al cine y los nervios vuelven a mí, por tener que estar a solas de nuevo con él. Vimos una película de acción, la había escogido él. La cita ha sido maravillosa, incluso me trajo a casa como todo un caballero.
Antes de despedirme de él, me ha besado. Tuve mi primer beso, no sabía cómo debía besarlo, hice lo mejor que pude para seguir el beso y me ha gustado. Me sentía en la luna con solo ese beso que recibí de su parte.
Más citas llegaron después de esa, nos hicimos novios y todo va bien entre nosotros y mis amigas. Ellas y mi abuela se sorprendieron cuando les di la noticia de que me había pedido ser su novia. Me había llevado a hacer un picnic y antes de que nos fuéramos, me dio un ramo de rosas rojas, cuando me las dio me pidió ser su novia y he aceptado.