Al llegar a la cancha, Hannah se sentó en un banco y esperó a Louane. Varias personas abandonaron la sala del tribunal. Mirando su bolso, Hannah sacó su bálsamo labial para frotarlo sobre sus labios secos y vio a su amiga venir como una furia por el rabillo del ojo. - ¡Dejemos este lugar! Hannah se puso de pie para seguirla. - ¡Este juicio me volverá loco! Ella lloró, quitándose el vestido n***o. - Estoy seguro de que encontrará la manera de ganárselo. Aseguró Hannah, poniendo su bolso en el auto. Loanes recuperó su sonrisa y dobló su vestido para guardarlo en el baúl. - Tienes un poco mío. Ella notó mientras se ponía al volante de su auto. Hannah hizo una mueca en respuesta. - ¡Este viaje fue horrible! Hannah estalló con los puños cerrados. Loanes se abstuvo de hacer comentarios

