Alice

Capítulo 6

    Llegó 10 minutos antes de la hora acordada a la biblioteca para no hacer esperar al señor soy perfecto y puntual.

    Sacó el libro de biología y apuntó algunas cosas que estudiarían. No midió el tiempo y luego de un rato llegó ese hombre de pesadillas.

-llegaste temprano becada- dijo con su voz de fanfarrón.

-empezaremos con los cruces genéticos- dijo cambiando de tema y señalando una página del libro.

-eso es aburrido- se quejó él mirándola fijamente y eso la estaba poniendo nerviosa.

-si no te gusta no me interesa lo único que quiero es acabar rápido con las clases de tutoría- dijo apuntando algunos datos en sus fichas.

-si, tienes razón ya también quiero acabar estás clases, para que no me vean mucho tiempo con una becada- dijo con una mueca de asco y ella lo miró mal.

- ¿Cuál es el problema con qué sea becada? - preguntó frunciendo el ceño y furiosa con ese patán.

-me avergüenza estar al lado de una pobretona que mancha la universidad con su presencia- dijo él y ella tensó la mandíbula y sus puños haciendo que sus nudillos se tornaran blancos de la furia.

-el único que mancha la universidad con su presencia eres tú- dijo furiosa. -por ser tan gilipollas además de ser un idiota total que ni si quiera sabe mantener una buena calificación en biología- gritó ganándose la atención de todos en la biblioteca y una mirada desaprobatoria de la bibliotecaria.

-mucho cuidado como me hablas becada, por qué soy capaz de sacarte de la universidad con un chasquido de dedos- dijo enojado el castaño.

-me estás amenazando, inténtalo a ver ¿Quién gana? - dijo ella con rabia y él la fulminó con la mirada.

-les voy a pedir que arreglen sus problemas fuera de la biblioteca- dijo la bibliotecaria y tanto ella como él agarraron sus cosas furioso y salieron del lugar.

-las cosas no sé quedarán así Alice- amenazó él pasando y chocándole el hombro con fuerza.

    Después de semejante desplante no pasó nada así que salió de la universidad con dirección a la paradas de autobuses, pero justo cuando estaba por cruzar la calle un deportivo n***o pasó a una velocidad superior casi que atropellándola.

-gilipollas- gritó sacándole el dedo del medio y por el espejo retrovisor Dante la miró con arrogancia.

    Llegó a su casa y lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas. Porque a pesar que ese niño de papi era un idiota total aun así sus palabras le dolieron porque su ideología le enseñó que tantos ricos como pobres valían lo mismo, pero ese estúpido se creía superior a ella solo por tener dinero.

Limpió sus lágrimas para que nadie lo notará, pero era tarde su madre la había visto llorar.

- ¿por qué lloras mi niña? - preguntó Sarah preocupada.

-mamá- dijo abrazándola. -porque la gente tiene que ser tan injusta, porque los ricos nos discriminan- dijo llorando en los brazos de su madre.

-mi pequeña, algunos ricos piensan que por tener dinero son mejores que nosotros, pero eso no es así sabes y se lo que es vivir que discriminen a los demás, pero nosotros somos mucho más que simples personas que les gustan pisotear y valemos mucho para soportar que otras personas nos hagan llorar por estupideces así que límpiate esas lagrimitas y no llores por personas que no lo merecen- dijo la rubia y su hija asintió.

-gracias mamá- dijo sonriendo con dulzura Alice y su mamá sonrió de la misma manera.

-Alice sé que te he hecho llorar muchas veces, pero sabes que te amo y que ustedes son lo más importante de mi vida- dijo soltándose a llorar Sarah.

-mamá por favor no llores- dijo y su mamá asintió.

-me siento tan mal, de verdad he intentado cambiar dejar ese vicio, pero no puedo- dijo y su hija negó con la cabeza.

-tienes que poner mucho más de tu parte mamá, si pudiera pagarte una clínica de rehabilitación lo haría mamá, pero sabes que no me alcanza, si acaso me alcanza para comer y pagar servicios públicos y la escolaridad, pero no quiero verte más así mamá- dijo ella y una lágrima rodó por su mejilla.

-no llores más, te dije que no llorarás por personas que no merecen tus lágrimas y no las merezco así que no llores pequeña- dijo Sarah abrazando a su hija mayor.