8 Oran —¿Dónde está? Nuestro hogar temporal estaba vacío, sin señales de Whitney. Cada instinto me gritaba que algo había pasado desde que estuvimos en el escondite de las armas, poniendo en cada una de las cajas las balizas de rastreo que operaban en una específica y muy pequeña frecuencia que solo la CI podía rastrear. Esta parte de la misión estaba completa, gracias a los dioses. Una vez que esas cajas y esas balizas adhesivas salieran al espacio exterior y las armas fuesen vendidas, la CI rastrearía cada una de las entregas… y derribaría a los criminales y asesinos que las compraban. Aun así, teníamos que terminar con la jodida misión. Sabíamos en dónde se vendían las armas, pero no quién lo hacía. Tampoco teníamos idea de quién aparecería para tomarlas. Quienquiera que aparecies

