Rosa se sorprendió en gran manera al ver al pelinegro ya que días antes ellos habían acordado en no verse más y actuar como si no se conocieran; sobre todo por parte de Henry quien fue el que estableció aquel acuerdo.
—¿Que rayos haces aquí Henry?
El pelinegro quien no quería admitir que estaba celoso por ver a su exmujer con otro hombre le respondió:
—¡No me respondiste a mi pregunta!
En aquel momento, Rosa pudo observar que el rostro del hombre estaba muy golpeado e hinchado. Su quijada estaba inflamada, su labios rotos y tenía una venda en la mano. Así que mirándolo de pies a cabeza fijamente le contestó:
—¿Y para qué quieres saber? Supuestamente hace días atrás me dijiste que para ti no existo. Además, ¿Qué te pasó? ¿Te golpeó el amante de la ramera con quien me engañabas? —sonri
