James estaba sentado en la cocina, rodeado de una infinidad de documentos regados por la mesa. La luz de la mañana iluminaba el espacio, y el aroma del café recién preparado comenzaba a llenar el aire. Mientras tanto, Dafne se movía con gracia en la cocina, concentrada en preparar dos tazas de café. Sael estaba en la sala, completamente absorto en su juego de PlayStation, con los ojos fijos en la pantalla.
Con las tazas en mano, Dafne se acercó a la mesa y se sentó al lado de James. Para llamar su atención, golpeó suavemente la pierna del hombre con la suya. James alzó la mirada y le sonrió, su rostro iluminándose al verla. Era un momento sencillo, pero aquellos pequeños gestos y detalles por parte de la rubia lograban enamorarlo un poco más cada día.
—Aquí tienes, café —dijo Dafne, ofr
