Nathalie no lo podía creer. Desde hacía muchos años había sospechado que Leithan amaba a otra mujer. La distancia emocional entre ellos había crecido con el tiempo; ya casi no la tocaba ni era cariñoso como antes. Sin embargo, imaginarlo y presenciarlo en ese momento era una experiencia completamente diferente, una que la desgarraba por dentro.
Mientras su mente trataba de asimilar lo que estaba sucediendo, Gema, aún sin vestirse, se acercó a Leithan y lo abrazó por la espalda, buscando consuelo y cercanía. Pero, para su horror, él la empujó con violencia, y Gema se golpeó la cadera contra la punta del escritorio, soltando un grito de dolor.
Leithan se volvió hacia ella con una mirada gélida, su expresión una mezcla de furia y desdén. —¡Vístete y ve a hacer lo que acordamos! —Exigió, su
