Miré un bello paisaje, parecía estar amaneciendo. Me encontraba de pie observando, los rayos del sol iluminaban todo hermosamente. Un sonido me hizo volver en sí, me volví para ver, su rostro perfecto me dejó sin aliento, sus ojos azules como el firmamento mientras su rostro era bañado por la luz del sol, pero esa sonrisa ilumino mi alma más que el mismo sol, le sonreí embobada, pero inclinó la vista y se dio la vuelta alejándose de mí.
— ¡Jon! ¡Jon! — Vociferé llamándole.
Pero él caminaba más aprisa, y en momentos me observaba alejándose cada vez más y más.
La angustia brotó, de pronto supe que su ausencia sería un hecho y para siempre, la entera seguridad de que jamás volvería a verlo, nunca. Corrí para alcanzarlo, pero de pronto él se encontraba al filo de un gran abismo que daba al
