CAPITULO 4

1831 Palabras
Nos sentamos en la playa, un poco ya alejados de las personas que había ahí, queríamos descansar un poco y poder disfrutar de la gran vista de la puesta del sol que teníamos en frente de nuestros ojos. -Me siento abrumado… así que podemos relajarnos un poco- Nos miramos a los ojos un por un momento. -No quiero ligar contigo, así que no te emociones… - ¡Por Dios! ¿Qué era lo que pensaba este tipo? -No estaba emocionada, porque no eres mi tipo… -Ok, entonces olvídalo- No se que le pasaba por su mente, pero era realmente estresante. Comenzamos a tomar un vino de una botella que realmente no se de donde saco, pero estaba demasiado deliciosa, no soy de tomar mucho, pero ese día quería olvidarme de todo. - destruí la botella que me llevaste a la habitación, antes de poder terminármela, me iba a dar una ducha y tomándome una copa de vino, pero se me resbalo de las manos y cayó al piso, por eso decidí irme a dar un chapuzón en la piscina, pero gracias a esa decisión hice el ridículo, pero después de hoy, no nos volveremos a ver. Lo que sea será- Le dije y después tome otro poco de vino. - Lo que sea, será… ¡Maldición! - Se quedo pensando mientras miraba al mar… y yo rápidamente me tomaba esa botella de vino como si no hubiera un mañana, de pronto cuando miré a la arena me encontré una moneda, siempre había pensado que cuando uno encuentra una moneda es una señal de buena suerte. Así tu día no haya sido el mejor… y las cosas no te hayan salido como las deseas, si te encuentras una moneda en la calle o donde sea, tu día será volverá bueno… -¡Mira¡ ¡Increíble! Me encontré una moneda… es Genial porque es del año en que nací… ahora mi día será de suerte… -¿No fue un día de malo para ti, como para que te consideres afortunada solo porque encontraste una moneda? – Él como muchos no entendía el valor de encontrarse una moneda en un mal día… -Incluso si has tenido un mal día y te han pasado muchas cosas malas, si te encuentras una moneda eso significa que tienes suerte por lo menos una vez, así que debes considerarlo un día de suerte- El me miraba como si fuera alguna cosa extraña, pero no me importaba. -Toma. Te a regalo- Decidí regalarse para que también fuera un día de suerte para él. -¿Porque no tuve dinero para la gasolina? Por eso me la regalas… -Si que era realmente estresante. -Te estoy compartiendo de mi suerte, es solo eso… te ves terriblemente triste, pareces un cachorrito que perdió a su mami. -¿Un cachorrito? ¿Te embriagaste solo con un poco de vino? – No podía admitirle que no sabía tomar alcohol, así que mentí. -Yo se tomar… - hubo un pequeño silencio en ese momento, comenzamos a admirar como el sol se iba ocultando, ya casi iba cayendo la noche, la brisa comenzó a soplar y era agradable como acariciaba mi rostro, sentía en ese momento mucha tranquilidad, era como si en ese momento solo existiéramos los dos. -¿Así de feliz eres en este momento?- Me miro un poco desconcertado al verme sonreír mientras las brisa daba pequeños golpes en mi rostro y se me revolvía en cabello. -Si- le dije con una gran sonrisa. -Podrías empezar a bailar en cualquier momento- Dijo de una manera burlona. -¿Debería? Me considero que soy una excelente bailarina… ¿Quieres ver como se bailar? – En ese momento ya no era yo, los tragos se habían subido a mi cabeza y solo quería disfrutar del momento. Él me miraba todo confundido y un poco avergonzado, pero a mi no me importaba, yo solo estaba disfrutando de mi momento, comencé a dar vueltas por toda la playa, sabía que no sabía bailar, pero en ese momento nada me detuvo para hacerlo, me sentía feliz, llena de tranquilidad, por un día, solo por un día quería olvidarme de todo, y lo estaba logrando. -¡Oye! ¡Para! ¿Qué estas haciendo? No hagas eso… -Bailando, ¿No ves que es obvio? Te estoy mostrando que tan buena bailarina soy. -¡Oye! ¿Qué te pasa? Me estas avergonzando, ya basta ¿sí? -Pero si nadie nos esta viendo, estamos en lo mas lejos de la playa y solo estamos tú y yo aquí. Cayó la noche, así que hicimos una fogata, teníamos unos pasabocas y otra botella de vino, colocamos una manta en la arena y comenzamos a admirar las estrellas, debo admitir que el cielo se veían radiante con todas esas pequeñas luces que lo adornaban. Nos tiramos en la arena, había un pequeño silencio, de verdad había disfrutado esa tarde junto a él, nos reímos de todo, hablamos de muchas cosas, aunque no lo volvería a ver, me comenzó a inspirar confianza. -Gracias por lo que me dijiste antes… la verdad nada me ha salido bien, y me siento demasiado sola, siento que todo ha sido muy duro para mi… pero nadie nunca me había preguntado si estaba bien, eres el primero que se tomo el tiempo de preguntarlo… ¡No es gran cosa! Lo sé, pero me hizo sentir demasiado bien… escuchar preguntar a alguien que si estaba bien- No pude más, así que una lagrima comenzó a recorrer mi rostro, el me miraba expectante y guardaba silencio, me limpie rápidamente la lagrima y tome un sorbo de vino. -Vaya, Yo y mi hermoso encanto, debo decir que muchas mujeres han llorado por mi… Pero eres la primera que llora porque solo pregunte eso, es la primera vez que creo que una mujer se linda y tierna cuando está llorando- Me sorprendió eso que dijo, pero debo admitir que me sonrojo y me puso nerviosa. Hubo un silencio, nos quedamos mirando fijamente a los ojos, la brisa golpeaba suavemente nuestros rostros, el ambiente comenzó a tornarse demasiado romántico. -¿Qué?- Fue lo único que pude decir… me mordí el labio inferior y comenzó a darme hipo, rápidamente me tape con la mano la boca, sentía como la cara se me iba colocando caliente y como el corazón comenzó a latir rápidamente… como si se quisiera salir de mi pecho. -¡Dios, mira la hora que es! Es demasiado tarde, tengo que irme- Fue lo único que pude decir, decidí levantarme, pero debido a todo ese alcohol que estaba en mi cuerpo comencé a tambalearme y casi me caigo… él reacciono rápidamente y me agarro del brazo y por la cintura, volví a caer en sus piernas, nos quedamos mirando fijamente y el silencio no se hizo esperar. Y ahí estaba otra vez el hipo, me sentía totalmente nerviosa, él no apartaba la mirada de mi rostro, y no me había soltado, sentía como apretaba mas su agarre, para que no pudiera soltarme. Yo cerraba los ojos e intentaba mirar para otro lado, pero él seguía mirándome fijamente, me agarro de la cabeza y corto la distancia que había entre nosotros, para darme un suave beso, no podía creer que eso estuviera pasando, el me acercaba mas a su cuerpo, y se apoderaba de mis labios. Yo le di un pequeño empujón y lo aparte de mi… lo mirar fijamente a los ojos y vi como en su rostro se reflejaba confusión, nos quedamos unos minutos mirándonos, pero lo agarre de la camisa que llevaba y lo acerque a mí, ahora era yo la que acortaba la distancia que había entre nosotros. Le di un dulce beso, me aferré a el y a sus labios como nunca lo había hecho con nadie, no quería que ese momento se acabara, sentía como mi corazón latía tan fuerte que quería salirse de mi pecho, pero yo seguía besando sus labios, esos labios carnosos. Él me tomo por la cintura aferrándose a mí, acercándome mucho mas a él, el beso se comenzó a volver mas intenso, ya no era el beso dulce con el que habíamos comenzado, ahora se estaba tornando intenso, cargado de deseo. Nos separamos unos minutos para agarrar aire que ya se nos había acabado, nos miramos otra vez a los ojos y volvimos al beso, nos acostamos en la arena, él estaba encima mío, comenzó a quitarme lentamente la ropa, y yo a él. Acariciaba cada parte de mi cuerpo con sus manos, comenzó a besarme el cuello haciendo un camino hasta mis pechos, con sus manos me daba caricias en el abdomen y yo con mis manos acariciaba su espalda, que estaba descubierta. Hacia pequeños círculos con mis dedos, él comenzó a darme besos en todo el pecho, y a hacer pequeñas succiones, que me llevaban al éxtasis, comencé a dar pequeños géminos, sentía como su m*****o se estaba duro, y como comenzó a mojarse el mío. Poco a poco bajo sus manos hacia mis entre piernas, y comenzó a quitarme los pantalones, yo hice lo mismo hasta quedarnos completamente desnudos, la brisa pegaba en nuestros cuerpos, el mundo para nosotros no existía, solo éramos él y yo en esa playa. Comenzamos a darnos caricias y besos, el restregaba su m*****o duro entre mis entrepiernas y me hacia dar suaves gemidos, suavemente comenzó a introducirse dentro de mí, dando suaves embestidas y comiéndose mis labios. Yo me aferraba a su espalda mientras el iba aumentando sus embestidas, los gemidos salían de mi boca y sentía como el también dada unos suaves gemidos, llegamos juntos al éxtasis, estábamos agitados después de ese momento donde el mundo dejo de existir. Se acostó junto a mí, me miraba fijamente y recorría mi cuerpo con su mirada, yo había decidido perder el miedo, y me había entregado a él, a ese hombre que había conocido a escasas horas, pero con el que había pasado uno de mis mejores días por no decir el mejor de mi vida, en ese momento no quería pensar en el mañana, sino solamente disfrutar el hoy. Comencé a dar la luz de el sol en el rostro, así que fue abriendo los ojos poco a poco, cuando miro a mi lado estaba él, dormido aun… en ese momento comencé a sentir vergüenza, el día de ayer no quería pensar en nada, pero ya el día de hoy había comenzado a pasarme factura de los que había hecho. ¨Vamos, nunca haces caso¨ se escucho a los lejos voces… ¨Vengan para acá rápido¨ comencé a sentirme nerviosa, ¨Contrólate Brii¨ ¨Esto está mal¨ me decía a mí misma, así que comencé a vestirme rápidamente para que la gente no me viera y Sali corriendo de ahí lo más rápido que pude, dejándolo a él atrás, y a esa noche que, aunque sabía que me arrepentiría nunca la iba a olvidar. 
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR