Entre las determinaciones de mi padre bien sabía que no se quedaría muy contento con sólo haberle hecho mil cuestiones a Jon, se las haría a Nigromante por mitad y unas cuentas serían dirigidas a mí pero con verdadera intención de reprimenda. No tenía muy claro que le había explicado Jon, pero al conocer su honorabilidad sabía que simplemente había sido sincero. Abrí la puerta, y mi padre lucía con sus respectivas ropas de todo un soberano. Veía su mirada ceñuda. —Para haber estado luchando, como han dicho no pareces exhausta. —Se quejó mi padre. No sentí en mi interior nada ajeno a gran dicha. Lo veía a los ojos, pero por vez primera no me parecía tan radical notarlo tan disgustado. Tal vez en ese trasfondo de su disgusto bordeaba un amor paternal que pedía a gritos impedirme sufrimie

