Louise gimió mientras se giraba, aún con el cuerpo débil por los orgasmos consecutivos, y se acostó boca abajo. "¿Así?", preguntó Louise seductoramente, apoyando la cabeza en sus brazos. —Oh, sí. Solo levanta un poco las caderas para que pueda entrar —gimió Tony, sacudiendo su polla ante la magnífica vista de la sexy profesora en su cama. Cuando Louise le presentó su culo redondo y regordete y su coño chorreante, Tony la montó por detrás y la penetró de nuevo sin contemplaciones. Una vez más, sintió su sedoso y húmedo túnel aferrándose a él mientras se amoldaba a su m*****o y lo envolvía de nuevo. Y cuando ella empezó a jadear de nuevo y a empujarlo para acomodar esa circunferencia, las palmas de él aferraron la carnosa carne de sus nalgas. "Voy a destruir este coño", gruñó Tony, desli

