Louise entró corriendo al dormitorio y sacó la tanga negra que tenía escondida en el cajón. Estaba tan excitada al ponérsela. Se sentía tan traviesa usándola para John, sin que él lo supiera. Y el vibrador se acomodó cómodamente contra su coño, justo encima de su clítoris. Luego, con cuidado, se puso los pantalones de yoga, cogió una esterilla y bajó las escaleras. Extendiendo su esterilla en la sala, le sonrió a John con timidez. Él arqueó una ceja, presentiendo que algo pasaba. Era conocida por hacer estiramientos, pero nunca entraba a la sala con una sonrisa como esa. Louise le sonrió con picardía antes de comenzar su rutina. Se aseguró de hacer movimientos adicionales, agachándose y estirándose para resaltar su trasero y sus pechos. John no dijo nada, pero no podía apartar la mirada

