NARRA MIKHAIL.
Se dice que el dinero cambia a las personas, el dinero define tu estatus y lamentablemente esa es una de las realidades que yo vivo.
Esto es una total calamidad ¿Por qué? Porque muchos creen que, por tener dinero, ser alguien poderoso, burlarte y despreciar a la clase baja, ya eres alguien importante en la vida.
Olvide presentarme, yo soy Mikhail Motkaevich Sokolov, un integrante del poderoso linaje Sokolov, y tengo dieciocho años. Físicamente soy alto, cuerpo definido, cabello rubio y ojos azules tal cual océano.
Muchas personas piensan que solo me importa cuánto dinero allá en la palma de mi mano y que nada ni nadie me importa o interesa, y no me quejo. Soy el heredero de una gran riqueza, de un poderoso linaje, y piensan que por pertenecer a la clase alta no me interesa nada; patrañas.
Es divertido ver como las personas se preocupan demasiado por su apariencia, su estatus, la familia de la cual viene ¿Por qué? Porque todos te juzgarán y te verán con malos ojos. Al contrario de muchas personas yo me permanecí más distante de esas cosas, no me gusta juzgar a los demás, y si lo hago ¿A quién le debe importar? A nadie le ha de importar.
Mis padres jamás me dieron el afecto que siempre quise tener y anhelé, ni por más que lo intentara no lo conseguí. Me criaron dos sirvientes del palacio, una nodriza y el mayordomo. Mi padre es bastante estricto y no demuestra el más mínimo afecto hacia mí y poco cariño a mis demás hermanos. Y ni hablar de mi madre la cual solo piensa en ella y en nadie más, gastar la fortuna de mi padre comprando caros vestidos, joyas de oro y diamantes, y más cosas de alto valor.
Mis demás hermanos también fueron criados por nodrizas, siempre estuve para proteger a mis hermanos de cualquier peligro y también recibí varios castigos para poder protegerlos.
Me termino de arreglar el pañuelo blanco y me pongo mi saco, me acomodo bien mi traje el cual es de color n***o. Tengo que comenzar hoy con mis clases y lamentablemente no puedo faltar, a menos que venga alguien y me diga que no asistiré. Me peino y al terminar dejo el peine en su lugar, tocan la puerta, lo que más me molesta, siempre están personas que por lo que veo les encanta joderme.
-Pase- digo serio y me molesto, veo que entra una persona la cual yo conozco, el mayordomo, una de las personas que se encargó de criarme y enseñarme las cosas que se hoy.
-Joven Mikhail su padre desea verlo- dice amable el mayordomo y haciendo una reverencia. Por las reglas y protocolos, él debe reverenciarme, a pesar que él fue la persona que me crio.
-Ahora mismo iré, ya puedes retirarte- digo amable, el solo asiente y se va cerrando la puerta.
El mayordomo al igual que las demás personas de la servidumbre les tienen miedo a mis padres y como no tenerles miedo, son los líderes de la familia Sokolov, tienen suficiente poder, pero sin pasar los límites establecidos por la ley.
Salgo de mi habitación y camino a paso seguro hasta la oficina de mi padre. Al estar frente a la puerta me pongo serio sin demostrar ninguna emoción, tocó tres veces la puerta y al escuchar el "pase" entro y veo a mi padre mirando unos papeles.
-Siéntate- me dice mi padre haciendo una señal para que me siente. Me siento y mi expresión no cambia, él siempre fue frío y jamás me ha demostrado ni el más mínimo afecto.
- ¿Para qué me necesitas padre? - digo serio. Él ni siquiera se inmuta a mirarme, ni siquiera me está tomando mucha importancia.
-He decidido que hoy no iras a tus clases, iremos al palacio junto a los Zares, para resolver algunos asuntos- dice serio sin despegar la mirada de sus papeles.
- ¿Alguien más ira aparte de nosotros dos? - le pregunto, sigo mirándolo con seriedad y el simplemente no quita la vista de sus papeles.
-Si, tu madre y nadie más. Solo iremos nosotros tres, pero tú eres el que tiene que ir, tu al ser mi primogénito necesitas saber el cargo que tendrás en esta familia...
-Y poder dirigirla correctamente sin cometer algún error- termino su frase y suelta sus papeles y me mira enfadado.
¡Aleluya, ha soltado sus papeles!
-Mikhail no vuelvas a faltarme el respeto, soy tu padre y tienes que respetarme- me dice enfadado y apuntándome con su dedo índice.
-Lo que digas, iré a la cocina- digo levantándome del asiento en el cual estoy.
Me dirijo a la puerta y mi amado padre (sarcasmo) decide hablarme.
-Te mandare a avisar cuando iremos al palacio- me dice volviendo a mirar sus papeles.
Ni siquiera me tomo la libertad de responder y salgo de su oficina. No se para que me querrán en el palacio de los zares, que yo sepa jamás dice que serviría al futuro Zar; tampoco quiero hacerlo.
Al llegar a la cocina agarro una manzana, la enjuago y la comienzo a comer. Pienso en para que me van a querer ese maldito lugar prefiero cortar todo tipo de lazos con la familia zarista, pero por desgracia, no puedo. Si llegase a cortar algún lazo con la familia zarista, los Zares lo tomaran como traición y el castigo será la ejecución.
Al terminar de comer mi manzana y lavarme las manos me percato de unos largos cabellos rubios debajo de la mesa, me seco las manos y me acerco a la mesa. Al levantar un poco el mantel, veo a mi pequeña hermana escondida, sollozando y abrazando sus rodillas.
- ¿Qué pasa mi pequeña flor? - le pregunto y me siento al lado de ella.
La pagara muy caro la persona que está haciendo sentir mal a mi pequeña hermana.
-Mamá quiere obligarme a hacer cosas que yo no quiero, corrí y me escondí debajo de la mesa- dice ella con lágrimas en sus ojos.
-Si tu no quieres ella no puede obligarte a que hagas algo que no te gusta- le digo con una sonrisa para que deje de llorar.
Ella me abraza y salgo de debajo de la mesa con ella en brazos, simplemente ella se queda abrazada a mí y se ha tranquilizado.
No comprendo que le pasa a esa mujer que se hace llamar nuestra madre, ella solo tiene cinco años, es solo una niña. Veo que se acerca nuestra "madre" que ni para eso sirve esa mujer.
-Sophie ¿Por qué te escapaste de tus clases? Una mujer tiene que aprender a ser una dama para poder casarse- dice mi madre enojada.
De tan solo oírla me hierve la sangre ¿Y esta mujer tan vulgar que se cree para hablarle así?
-Sophie es solo una niña, no es una adolescente tampoco una señorita. No dejaré que estés haciendo algo en contra de la voluntad de ella- le digo serio a mi amada madre (sarcasmo) se enoja más de lo que ya está.
-Como puedes decirme esas cosas, yo soy tu madre, la que dio la vida, la que te crío y...
-Vamos a recalcar ciertos puntos, puede que tú me hayas dado a luz, pero tú no me criaste, tu no me diste afecto. Madre es la que cría, cuida y da amor a sus hijos, en cambio tu no hiciste nada de lo que debe hacer una madre, tú me diste a luz y me tiraste a los sirvientes- su semblante refleja enojo mal contenido- tú de madre no tienes nada- digo eso y me voy con mi hermanita en brazos.
No dejare que ella haga lo que quiera con mi hermanita, con ella no. Salgo al jardín y bajo a mi hermanita y seco sus lágrimas tal cual muñeca de porcelana con miedo a romperla.
-Gracias hermano mayor- dice Sophie con una sonrisa la cual yo le devuelvo.
Ella es Sophie Motkaevna Sokolova, tiene cinco años, rubia con ojos verdes; no hay dudas de que más de una persona se volverá loco por ella cuando crezca.
-De nada hermanita, sabes que siempre estaré para protegerte- digo con una sonrisa, ella me abraza y yo le correspondo el abrazo.
- ¿Y si vamos al pueblo? - dice Sophie con una sonrisa, separándose de mí.
No sé qué responderle, yo tenía que ir al palacio de los zares, por mí hermanita no iré y faltare a mis deberes.
-Está bien, iremos al pueblo- le digo con una sonrisa y ella salta de felicidad.
La levanto en mis brazos y me dirijo junto al mayordomo para decirle y que les avise a mis padres que iré con Sophie al pueblo. Al encontrarlo me dirijo junto a él que está cerca de los portones de este palacio.
-Saldré con mi hermana Sophie al pueblo, avísale a mis padres- le digo serio y el mayordomo se pone pálido.
-Joven Mikhail, pero usted debería ir con sus padres al Palacio Imperial- me dice él y yo solo niego.
-Ya no iré al palacio de los zares- le vuelvo a decir y el solo inclina la cabeza en señal de reverencia.
El mayordomo se va y pocos minutos después llega un carruaje, me subo junto a Sophie para ir al pueblo.
Solo por ti hermanita estoy haciendo esta falta, solo por ti y espero que valga la pena.
Narradora Omnisciente.
Mientras Mikhail se va con su hermana en el carruaje al pueblo, dos personas se encuentran en una oficina furiosos hasta los dientes.
- ¡Esto es inaceptable! - dice aquella mujer moviéndose de un lado a otro.
-Él sabía la obligación que tenía y decidió no hacerlo ¡Inaudito! - dijo aquel hombre enojado hasta los cojones.
-Motka ahora que le diremos a los Zares, Mikhail y nosotros tendríamos que estar en camino al palacio de los zares justo ahora- dice aquella mujer desesperada sin saber que hacer.
-Svetlana será mejor que no abras la boca, la única culpable de todo aquí eres tú- dice Motka mirando con rabia a su esposa.
-Motka pero que culpa tengo yo- dice Svetlana con lágrimas en sus ojos.
- ¿Que acaso no me escuchaste? ¡NO QUIERO ESCUCHARTE HABLAR! - dice Motka y le da una cachetada a Svetlana. Debido al golpe Svetlana cae al suelo y se agarra su mejilla derecha enrojecida por el golpe- Svetlana será mejor que salgas de mi vista antes que haga algo de lo cual me arrepienta.
Svetlana al escuchar sus palabras se levanta del suelo y sale de aquella oficina aturdida y asustada por causa de su esposo. Lo único que desea es tranquilidad.
Regla N°1 De La Mafia Rusa.
Un hombre por más enojado que este, no podrá tocar a una mujer, mucho menos faltarle el respeto y menos golpearla.
El castigo por el incumplimiento de esta regla será que el hombre será golpeado dos o tres veces peor que el daño que él ha causado.
Esta regla solo será aplicada para los integrantes de la organización De La Mafia Rusa...
SOFIA TORALES...
####################################################################################################################