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931 Palabras
"Confío en mi y en mí poder". Me repito esa frase todos los días desde hace diez años que llegó a mi mente como un mensaje divino. Nunca logré que alguien me adoptará, siempre decían que yo era algo extravagante y extraña, quizás por mi piel obscura y mis ojos claros, o por que trataba de entablar conversaciones inteligentes a mis diez años, realmente nunca lo sabré. - Buenos días maestra - interrumpe Marina, la secretaria de la directora Rose Rossvelt, la maestra se acerca a ella y se dicen pocas cosas en voz baja, luego la maestra enfoca su mirada en mi. - Ángela, te llaman en dirección - dice mientras que yo guardo mis cosas y me dirijo hacia ellas, no es que me agrade mucho la clase de álgebra, pero tampoco me gusta perderme de las cosas. Ninguna dice nada, Marina comienza a caminar y yo voy detrás de ella jugando con mis manos frente a mi, podría ir caminando y llegar hasta la oficina de la directora si me llevaran con los ojos vendados, toda mi vida he estado aquí reconozco cada rincón y espacio, y se como llegar a ellos desde diferentes lugares. Vamos a la mitad del trayecto, lo sé por qué este pasillo da la impresión de ser un lugar elegante con sus adustas paredes forradas en madera de estilo clásico, están pintadas en un color verde ocre y los detalles están en dorado, después de este pasillo, te encamina a unas ostentosa a escaleras curvas con un barandal tallado en madera obscura, hasta cierto punto es intimidante. Mi mirada se fija en la mujer regordeta que va frente a mi, aun recuerdo cuando comenzó a trabajar aquí, fue hace seis años y su actitud siempre fue fría, reservada y distante con todos, incluso con los maestros y las otras personas que aquí viven, creo que nunca la he escuchado reír o sonreír, siempre parece mantenerse al margen. Siempre ha traído su cabello n***o pero con notorios matices de las canas que empiezan a transformarlo en un chongo bajo, por el tamaño del chongo deduzco que su cabello es muy largo, sus facciones son algo toscas y su mirada siempre se percibe triste. Siempre porta vestidos floreados, pero creo que las flores no le hacen justicia para su carácter. - La directora ya te espera en su oficina - dice interrumpiendo mis pensamientos cuando estamos frente a su escritorio, solo asiento y toco la puerta antes de entrar. - Buenos días directora Rose - digo educada, los modales es algo que se nos enseña desde pequeños. - Buenos días señorita, tome asiento porfavor - dice mientras señala la silla frente a su escritorio, su oficina siempre ha lúcido majestuosa, el estilo clásico sigue predominando, las paredes son del mismo estilo que el pasillo, solo que son de un color azul opaco, pero sigue manteniendo los detalles en color dorado, detrás de ella se extiende un enorme librero de madera que abarca de piso a techo, es incluso más hermoso que el que está en la biblioteca. El escritorio se nota que lleva años y es de madera rígida, quizás sea de caoba, esta pintado en un tono color chocolate y ella detrás de él se ve imponente, de lado derecho hay una clásica chimenea para calentar el espacio en días fríos y a una distancia considerable pero no lejos de su escritorio esta un secreter muy bonito en el que hay algunas fotos sobre el, mientras que de su lado derecho hay un enorme ventanal con arcos que dan hacia una terraza, y se que esa terraza da hacia el patio de las rosas, donde suelen llevar a los niños cuando hay candidatos para su adopción. Esas enormes ventanas iluminan el espacio considerablemente y la pared frente a ella solo tiene unos cuantos reconocimientos colgados y es donde se encuentra la puerta. - Bueno señorita Ángela, como bien sabe usted está por cumplir la mayoría de edad en dos semanas - dice observandome tras sus anteojos, por lo que sólo me limitó a asentir - se nos ha informado que su madre contaba con un seguro, y aunque en un principio creímos que todos sus bienes pasaron a ser parte del gobierno, lo cierto es que fueron retenidos por parte del seguro. Admiro que su madre se tomará en serio su futuro, pues ahora tendrá la fortuna de contar con un hogar y una dotación generosa, además de que cuenta con una beca en la universidad Trinity College, por ser la hija de una ex alumna con honores, aunque claro, primero pondrán a prueba sus capacidades para ello. - luego de decir aquello me mira como analizando la situación, sin duda lo que dice me sorprende, es verdad que me sentía ansiosa y deseosa de salir de aquí pero también me daba mucho miedo pues nunca he salido de este lugar y honestamente no sabía que sería de mi - como sabe, al haber sido parte de esta institución, esperamos contar con su apoyo en los próximos cinco años, ya sea trabajando o aportando algo a este que fue su hogar por tantos años - lo dice en un tono de supremacía, no hay que ser muy listo para entender el sentido soberbio de sus palabras. - Lo se, pensaré en qué me gustaría ayudar una vez que me sienta estable. - Muy bien, en ese caso puede regresar a sus clases si no tiene dudas. - y aunque si las tengo mejor me callo, prefiero resolver esas dudas con las personas indicadas cuando sea el momento. Sin decir nada más regreso al aula pero ahora con la clase en su momento final.
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