Capitulo 7

1008 Palabras
Narra Alexandra Puede que no tengas dinero, pero mi abuela es una experta en conseguir muchas cosas por poco dinero, tiene una forma extraña de guardar papeles y hacer que esos le descuente dinero, ella los llama cupones, pero es algo que jamás he tenido que usar, cuando voy a un sitio, cuando iba a un sitio, no necesitaba para nada perder mi tiempo en calcular el dinero que podía o cuanto no gastar, simplemente ponía dinero en las manos del vendedor y cogía lo que quería. Mi abuela es una persona que amo con todo mi ser, pero está loca, calcula todo con demasiada intensidad, sin dejar un solo detalle a la libertad de cobrarle más dinero. —¿Cuántos vas a coger?—le pregunte. —Si cojo cinco, tres me salen gratis y como tardar mucho en caducar, compraré quince y nueve son gratis—dijo. La miré bastante asustada mientras la mujer metía las cosas en el carrito, las personas normales llevaríamos uno carrito, dos si eres una familia numerosa, nosotras estábamos llevando dos cada una, más otras dos que llevaba un trabajador del supermercado que mi abuela obligo a ayudar. —Le reservaremos una caja—comento el trabajador de la tienda mientras se llevaba los carros llenos a una caja para que mi abuela luego pudiera pagar, la conocían tan bien que ya no tenía que hablarles, me daba demasiado miedo pensar todo el tiempo que mi abuela a pasado en este lugar, no sé si porque está muy sola o es una loca obsesionada con comprar. Llevábamos dos horas en el supermercado y únicamente habíamos recorrido, cinco pasillos de quince que eran, me estaba desesperando de formas que no puedo comprender, me estaba arrepintiendo demasiado el haber venido con mi abuela, no solo porque me estaba haciendo vieja con este sufrimiento, sino que mi hermana estaba sola en casa pudiendo hacer cualquier locura. —Puedes por dios, elegir ya—le dije. La mujer estaba eligiendo que papel de baño llevarse, y esto era un proceso muy lento porque se estaba mirando todo, desde las capas a de como estaba hecho el papel, pero es que era papel, que mierda importaba con que te limpiabas el culo, al final y al cabo, daba lo mismo con que lo hicieras, lo importante era que funcionara. —¿Te quieres limpiar con agua?—me pregunto molesta. La miré. —No—me queje. —Pues silencio porque si tienes tantas quejas no haber venido—me dijo mi abuela. La miré. —Encima que vengo ayudar—me queje. Mi abuela me miro en silencio. —Tú y yo pequeño demonio, sabemos que has venido para otra cosa—me dejo claro. Mi abuela nos llamaba a mi demonio y a mi hermana ángel, la cosa era que para ella las dos éramos caras diferentes, éramos una parte buena y otra mala de una misma persona, para ella las gemelas eran una misma persona que se separaban en la buena y la mala, y estaba claro quien era su favorita. —He venido para poner a prueba a Eli—le dije. Mi abuela me miro, levantando las cejas y sacando su parte de mujer cotilla. —¿Qué me he perdido?—pregunto mi abuela demasiado sorprendida. Mire a mi abuela. No soy una persona controladora, soy capaz de dejar a mi hermana muchas libertades, pero no me gustaba que se relacionara con personas que a mí no me gustaba, no me gustaba para nada Antony, puede que sea el típico hombre con el que yo saldría, y que obviamente me ayudaría a cumplir mi objetivo de dominio, pero no para mi hermana, Eli era una niña dulce y buena, no podía estar con una persona que no fuera capaz de cumplir con sus expectativas, ella era una niña muy romántica, por lo que si alguien no era esa persona dulce que cumpliera sus fantasías románticas, no era correcto para ella. —Un chico, le ha gustado—le dije a mi abuela. Esta me miro emocionada. —Haré pasteles—dijo emocionada. —Abuela, nadie de este bario merece a mi hermana—dije sin dudarlo. Mi abuela me miro en silencio. —¿Él se ha interesado en ella?—me pregunto mi abuela. La miré. —¿Eso que tiene que ver?—le pregunte demasiado molesta. —Responde, niña—me ordeno. —Si, le ha invitado a cenar—dije. Esperaba por el bien de mi hermana que no aceptara ni una sola cita con ese chico, no quería que mi hermana empezara a encariñarse de las personas que no debía y mucho menos que fuera de una persona peligrosa, mi idea era conseguir poder y llevarme a mi hermana de nuevo a su casa, al lugar donde ella estaba bien y segura, aquí no estaba bien y no la iba a dejar sola. —Lo que te pasa, es que estás celosa—me reclamo. Mire a mi abuela demasiado molesta. —No estoy celosa—me queje. Mi abuela me miro molesta. —Claro que si, estás acostumbrada a ser el centro de atención y ahora lo es ella—me dejo claro. Mire a mi abuela, estaba demasiado molesta porque estuviera insinuando que estaba celosa de mi hermana, es verdad que yo era un gran centro de atención, siempre llamaba la atención y era algo que no podía negar, cuando yo estaba rubia, era yo quien llamaba la atención por lo que si ahora llamaba ella la atención era gracia a mí, no soy una persona vanidosa, pero tengo claro que mi hermana no es capaz de llamar la atención sola, ella es guapa, porque es igual a mí, pero eso no hace que deba ser quien enamore a todos, no cuando estoy yo presente. —Me estás haciendo quedar demasiado mal—me queje. Mi abuela me miro. —La que queda mal, eres tú—dejo claro mi abuela. ¡Auch!
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