Al día siguiente Cristal se levantó animada, buscó una ropa que no llamara mucho la atención, se duchó, se arregló y bajó a desayunar con sus padres —Buenos días, princesa—le dijo su padre apenas la vio entrar al comedor. —Buenos días, mi héroe—articuló dándole un beso en la frente a su padre —¿y el mío? —dijo su madre con un puchero —Un abrazo para ti—le dijo abrazándola con una gran sonrisa—Hueles delicioso, mamá. —Ya sabes, para mi héroe—le dijo acercándose cariñosamente a su esposo —Me encanta verlos así, pero me empalagan a la vez, ya hasta veo los corazones en el aire. —Pequeña loca fantasiosa— dijeron al unisonó sus padres —Pero así me aman—les dijo sacando la lengua de modo infantil —pues sí, no tenemos objeciones respecto a eso, ¿Cómo te fue en tu primer día de clase, nu

