Nicoló me alza en brazos con una facilidad que me hace reír entre besos. Me sostiene como si fuera liviana, pero esencial. Abre la puerta de mi habitación con la espalda y me deposita sobre la cama con cuidado. La noche nos envuelve, cómplice y silenciosa… Esta noche es solo nuestra. En la intimidad de la habitación del hotel en París, me siento envuelta en una atmósfera de deseo y anticipación. La luz tenue de las lámparas de mesa crea sombras danzantes en las paredes, mientras el suave murmullo de la ciudad en la noche se filtra a través de las ventanas. Estoy sentada en el borde de la cama, con el corazón latiendo con fuerza, mis sentidos alertas a cada sonido y movimiento. Nicoló, es el hombre que ha despertado en mí una pasión desconocida e inesperada. Ahora está de pie frente a mí

