Francamente, no considero que todo haya sido culpa mía. Bueno, sé que los padres que cuidan a mis hijos tienen sus reglas y que debo obedecerlas. Lo entiendo. Es solo que a veces surgen situaciones en las que hay que romper un poco las reglas. Eso era todo lo que pretendía: romper una pequeña regla, solo un poquito.
Todo giraba en torno a Bobby, mi novio, y mi vida amorosa, o supuesta vida amorosa. Mis padres me insistían en que dejara a Bobby. «Es un perdedor nato y se esfuerza por hacer realidad su derecho de nacimiento», era la opinión de mi padre sobre Bobby, instándome a dejarlo cuanto antes, o incluso antes. La opinión de mi madre no era tan halagadora. Simplemente no lo entienden.
Ese era un lado de la ecuación. Del otro lado estaba Bobby, animándome a ir más rápido y más lejos de
