La isla
Luego de una buena ducha, una buena comida la castaña estaba como nueva. Después de descansar lo que fueron unos treinta minutos Amanda se sentía renovada, no fue mucho lo que durmió pero eso le tenía que bastar para apañársela todo el día... por fortuna las niñas se habían quedado dormidas, mientras que ella ayudaba a Micela con el bebé.
—Muchas gracias señora por echarme una mano con Reece. Al final, Micela le contó que ese era el nombre para su bebé en caso de que fuese varón.
—¡Es un bonito nombre!
—Gracias. Así se llamaba mi padre.
—Debió ser muy guapo, como el pequeño Reece.
—¡Lo era! Responde la chica saliendo del cuarto de baño con una toalla enrollada en su cuerpo. —Pronto podré ocuparme de todo yo misma.
—No te apures. Le responde Amanda meciendo al bebé.
—Ust
