Las niñas salieron corriendo y llegaron hasta la puerta del despacho de Demian. El rubio sonríe, y por malicia abre la puerta estrepitosamente dejando pasar a las niñas quienes revolotean por todo el despacho, haciendo desorden y gritando como cabras locas. —Joder Daniels, no las dejes pasar. ¡Mierda! —Papá, mala palabra. Daniels lo miró serio y se cruzó de brazos. —¡Papá malo! Le dice el rubio señalándolo con el dedo. —Niñas, papá necesita trabajar, vuelvan con su madre. —NO, NO, NO... Gritaron al unísono. Demian se pasa las manos por la cara frustrado porque siempre era lo mismo, Daniels les estaba enseñando unos modales de mierda. —Juro que te mataré Daniels. —Claro, como digas. Vamos princesas a comer helado. Les dice tomando a las niñas y llevándolas como saco de papas. Ellas

