Cuatro años después...
Hoy es el peor día de mi vida
Lo presentía. Sabía que algo como esto ocurriría algún día solo que no pensé fuera hoy. Debo sentarme porque si continuo de pie es probable que caiga como este pollo crudo para la cena.
—Lo siento Alec, nena en serio... yo no sé lo que pasó, simplemente estábamos hablando y de un momento a otro, sólo sucedió.
—¿Solo sucedió? —En serio este cree que soy idiota— ¿En serio Alex? ¿Es lo mejor que tienes?
—¿Qué quieres que te diga? nena...
Resoplo tan fuerte, tan llena de ira. —Primero tú, hijo de puta, no me digas nena y... segundo podrías malditamente decir ¡la puta verdad! —Oh Dios, dame paciencia porque si no logro calmarme en este momento, probablemente termine cocinando la cabeza de Alex.
—Bueno, ¿que podía hacer Alec? —Se encoje de hombros, ¡el maldito se encoje de hombros!— Verónica es una mujer muy hermosa y últimamente me he sentido solo, tú y yo nos la pasamos discutiendo, así que hoy simplemente nuestras soledades se encontraron y pas...
—Si vuelves a decir que "solo pasó", juro que no respondo —Tiene el descaro de lucir indignado— ¡Ohh yo te mato Alex, te MATO! ¿Tenías que malditamente follartela en nuestra casa? ¡en nuestra cama! —grito lo más alto que puedo—. ¿No tienes el suficiente dinero como para pagarte un puto Motel? Estás tan jodido Alex ¡tan jodido! —En este momento estoy prácticamente hiperventilando, estoy histérica.
Esta mañana me levanté muy temprano y algo no se sentía bien en mí. Las cosas con Alex últimamente no se encontraban en buenos términos, discutíamos por todo. Él cada vez trabajaba más y teníamos poco tiempo para nosotros, y el poco tiempo que teníamos nos evitábamos, incluso, el sexo increíble había menguado. Yo procuraba cumplir al pie de la letra con mi papel de esposa y ama de casa dócil y complaciente. Sin embargo, últimamente no me sentía a gusto con mi vida y había empezado a querer más para mí.
Alex tenía su profesión, era un excelente abogado, trabaja en el bufet de su padre y pronto sería uno de los socios más jóvenes, tenía éxito y dinero. Yo sólo tenía unos cursos en cocina, nueve semestres de Comunicación Social y Periodismo, una hermosa casa y una reluciente biblioteca. Sí, me sentía estancada, así que le había comentado a Alex sobre continuar mis estudios y buscar empleo, lo cual afectaba su perfecta imagen de matrimonio para con sus amigos y colegas. Yo era su esposa trofeo, la que exhibía en cada cena, reunión o cualquier otro evento social.
Las discusiones se hicieron cada vez más frecuentes a medida que me volvía más insistente, empecé a tomar el último semestre a distancia, inicie la búsqueda de un empleo y como era de esperar estaba descuidando un poco "el hogar" lo que incomodaba a mi queridísimo esposo y a mi suegra del mal Mercedes Brown —ella era como mi versión femenina de Darth Vader con Botox— Camilla y yo le decíamos Cara de limón, imagina el motivo. En todo caso, había solicitado a Alex una ayuda en la casa pero, sólo teníamos una empleada aprobada por Mercedes quien la coloca al tanto sobre mis errores y sobre las peleas entre su hijo y yo.
Nunca me imaginé que mis deseos de superación e independencia fueron un insulto para Alex y su familia, creí que se sentiría orgulloso de tener una esposa profesional y con una grandiosa carrera laboral. Pero no, para Alex y su familia las mujeres debíamos estar en el hogar y el hombre en el trabajo. Nunca creí que fuera tan machista y sexista. Y al parecer el macho de la casa podría tener putas, amantes y amigovias y su esposa debía hacer la del ojo ciego y decir: ojos que no ven corazón que no siente. Pero ¡Oh Cristo estos putos ojos habían visto¡ habían visto el maldito coño de Perronica al aire mientas le hacía un invento de mamada a Alex.
¿Acaso sabia como hacer una mamada?
—Quiero que te largues Alex, vete de mí jodida casa con esa puta que tienes allí arriba. Toma tus mugrientas ropas, tus jodidos cigarros y papeles, todo lo que tienes y lárgate de una ¡PUTA VEZ!
—Pe... pero amor ¿qué estás diciendo? Oh vamos bebé, sólo fue un pequeño desliz, algo sin importancia, fue de una sola vez. —argumenta—. Ella no es importante para mí. Nena, nuestro amor ha sido de años ¿recuerdas? —Da un paso tentativamente hacia mí, con sus manos extendidas, como si yo fuera un maldito león enjaulado a punto de volver mierda todo.
—¿Pero qué estás diciendo Alexito? —¿Alexito? ¡Por los renos de santa!— Tú me prometiste que pronto seriamos tú, yo y... —Perronica ahora intenta hacer un puchero con su horrible boca, pero se parece un poco a mi suegra—: el bebé. ¿Acaso piensas dejarme? ¿No vas a dejarme sola con este bebé? ¡LO PROMETISTE!
¡Oh santas gallinas ponedoras!
¿Un bebé?... ¿un jodido bebé?
Alex, el infiel hijo de su puta madre, embarazó a la zorra.
—¿Bebé?, ¿De qué demonios está hablando esta perra Alex? —pregunto, a punto de lanzar todos mis cuchillos hacia el pecho de mi infiel y asqueroso marido.
—Yo... yo... ¡joder!, nena puedo explicarlo sólo cálmate y suelta el cuchillo —pide. Sus ojos se dirigen a la sucia de su amante—. Vero, nenita será mejor que te vayas, hablaremos más tarde ¿si nena? ¿Serías tan hermosa de escucharme? —¿Nenita? Hoy voy a ir a la cárcel, lo sé, lo presiento.
—Si bebé —Sin más, como si no hubiera jodido mi mundo, la zorra toma sus cosas y procede a obedecer, no es de extrañar que sea su jodida amante. Vero nena toma esto, vero nena has esto...
—Esa es mi chica.
Voy a rebanarte Alex, voy a sacar tus malditos intestinos y me haré una correa para perros con ellos.
Después de que la perra embarazada se fue Alex vuelve a mirarme, pero su carita de perrito no logrará nada. Me engaña, al parecer por bastante tiempo ya, embaraza a su amante y se la folla en mi cama. Se ha pasado conmigo y el imbécil cree que con su carita de niño bueno logrará obtendrá el perdón.
—Te he dicho, que quiero te largues de mi casa con tu puta y me dejes tranquila —Mi voz sonó tan tranquila que incluso yo logré asustarme.
—¿En serio Alejandra? Vas a botar en saco roto todos estos años, todos nuestros sueños simplemente por una infidelidad.
¿Qué demonios? Él y sus bolas pequeñas tienen el descaro de sonar ofendido.
—Una Infidelidad Alex... es que te acuestes con tu secretaria, te folles a una chica en el bar, te masturbes con la foto de tu jefa. Acostarte por quien sabe cuántos meses con la hermana de tu socio y dejarla embarazada... —Me carcajeo sin humor—: eso nenito es cagarla bien cagada, arrollar a la abuela de tu vecino, pintar la bandera nacional y limpiar el excremento de tu perro con ella.
—No seas exagerada por favor. No serías la única mujer a la cual su marido le es infiel, y ese bebé no sería el primer hijo ilegitimo de alguien —Su nivel de sinvergüenza y descaro no tiene límites.
—Claro Alex, si quieres dile que se mude con nosotros, podríamos acomodarla en el cuarto de invitados y nos programaríamos para saber qué días duermes tú con ella y que días conmigo... me encanta follar los viernes resérvamelos por favor. Ah, incluso le puedo presar mi seno a su bebé cuando nazca y ella este demasiado cansada para alimentarlo... ¡Jódete maldito hijo de puta!
—Ahora yo soy el culpable. Y deja las vulgaridades que tú eres una señora casada. Además ¿Quién es la que no quiere cumplir con su papel de esposa?, ¿quién es la que ahora se da por querer más y vive quejándose de la maravillosa vida que le brindo?, esta casa, tus joyas, tu ropa, tus malditos libros de mierda. ¿Quién putas hace todo eso? ¡Yo maldita sea, yo!
—Precisamente por ello quiero trabajar, para pagar mis cosas, para tener algo por lo que levantarme cada mañana, una motivación, sentirme útil.
—Eres malditamente útil en la cocina, en la casa, en el jardín. Para eso estoy yo, para proveer en el hogar. —gruñe, se acerca furioso y sigue escupiendo palabras frente a mí—. Eso es lo que mis padres me enseñaron y nosotros debemos hacerlo así como ellos. Mira como ha funcionado su matrimonio, llevan cuarenta años y aún siguen juntos. Gracias a que mi madre ha sabido comportarse como la esposa comprensiva y complaciente que es.
Resoplo. —Tu madre es un maldito ogro que no ha hecho si no joder mi vida, es tan amargada como una bolsa de leche con tres meses de vencimiento. No quiero ser como esa momia a los sesenta años... y no quiero ser lo que soy ahora: una cenicienta más. —Mi determinación crece y crece, esta vez no me dejaré convencer tan fácil—. Quiero ser alguien Alex, quiero sentirme alguien. —exclamo. Nunca me sentí tan poca cosa, tan inservible, como ahora.
-¡YA ERES MI ESPOSA!
-¡No es suficiente!, yo quiero más. Quiero volver a retomar todo lo que dejé estúpidamente atrás, terminar mi carrera, trabajar. ¿Por qué Alex? ¿Por qué no puedes entenderlo? Jamás seré como Mercedes, primero muerta. —Él se inclina justo sobre mi rostro, su expresión llena de ira, es tan salvaje que me encojo un poco.
—Entonces —brama, la tensión de él es palpable en el aire—, si no es suficiente para ti, quien debe irse eres tú. Esta insuficiente casa la he pagado yo, todo lo que ves aquí lo has comprado con mi dinero, mi dinero —recalca—, el de tu querido, pero insuficiente esposo. Si no puedes ser la esposa ideal y si quieres ser como la puta de tu amiga Camilla de quien creo has sacado todas estas estúpidas ideas... vete con ella. Pero, todo esto que he conseguido con mi esfuerzo, se queda conmigo. Atrévete Alec, intenta desafiarme y te quitaré lo poco que es tuyo.
Este hijo de perra acaba de echarme y amenazarme a la vez. Me quedo muda, no vi eso venir, ¿en serio pretende que me vaya a quien sabe dónde sin dinero? Que se cree, esta es mi casa. Sí, él pudo comprarla, pero quien la decoró, quien la ha mantenido limpia, esa he sido yo.
—Anda Alec vete con ella, se libre. Fóllate a todos los que quieras, estudia, trabaja. Pero cuando te canses de vivir como una sinvergüenza y vuelvas a mí, no te abriré la puerta.
Se acabó, no más. No voy a permitir que este malnacido venga y pisotee mis sueños, ofenda a mis amigas, me amenace y me humille. Me largo, puedo comenzar sin él. Puedo hacerlo, no soy la primera mujer a la que su esposo deja... no puede ser tan difícil empezar de nuevo, tengo veintisiete años aún soy muy joven ¿cierto?