UNA INUSUAL BODA EN NAVIDAD
NARRA ANNASTASIA PETROVA
Coloco la última bola de cristal roja en el pino que Nikolay ha traído a casa esta mañana y contemplo mi obra maestra: ha quedado como de revista. Agarro la estrella navideña, me subo en un banco y, aún así, no logro alcanzar la punta de ese enorme árbol.
Es una verdadera mierda parecer un minion.
Me inclino sobre las puntas de mis pies y la alcanzo. Pongo la bendita estrella en la punta y vuelvo a caer sobre mis talones, porque mis puntas no soportan el peso de mi cuerpo. Examino la estrella; ha quedado chueca y chasqueo la lengua. Vuelvo a inclinarme sobre las puntas de mis pies para acomodarla. La muevo. La muevo otra vez. Una última y queda perfecta. Sin embargo, pierdo el equilibrio, me tambaleo y el banco también se tambalea, p
