Después del desayuno bajé a mi apartamento con Kat porque me pidió algo de ropa prestada. –He notado que Ben ha estado muy cerca de ti –mencioné cuando entré a mi armario a buscar algo no tan rosa y grande para Kat, por suerte solo me pidió una blusa porque mis jeans se le hubieran atorado en la rodilla. –Lo sé, me gusta que sea así –confesó. –Sabes que le gustas ¿verdad? –la vi un momento y se puso roja al instante. –No quiero hacerme ilusiones –se le dibujó una sonrisa triste –. A veces cambia y además al principio creí que le habías gustado tu por la forma en que se te acercaba. –¿Yo? –dudé bastante incrédula, ni siquiera me comparo con lo hermosa que es Kat –¡Por Dios, no! Solo hablamos un poco y somos amigos. –No seas tan insegura, Samy –tomó la camiseta que le di y se cambió e

