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649 Palabras
Ella puso los ojos en blanco, y pasaron por una zona cubierta de espejos, sobre las paredes. "Me siento bonita", pensó. Olivia sonrió al verse delgada y bonita. Tenía problemas de tiroides, muchas veces le costaba trabajo mantenerse. Efectivamente, una persona puede padecer de sobrepeso si su tiroides no funciona como debe. La tiroides es un órgano que produce hormonas que influyen en varias partes del cuerpo, entre ellas, el peso. Por lo tanto, un problema de tiroides puede provocar que la persona pierda o gane peso. Se suele tratar con hormonas sintéticas. El tratamiento consiste en tomar hormonas sintéticas llamadas levotiroxina, para reemplazar la hormona que la tiroides no produce. De esta manera, se puede corregir el problema de sobre-o subproducción de hormona tiroidea, y el individuo recupera su salud. Con el tratamiento, muchas personas logran recuperar el peso normal, y se sienten más sanas. Las personas con problemas de tiroides a veces necesitan hacer cambios en su estilo de vida, al igual que tomar sus medicamentos. Algunos de los cambios que pueden ayudar son hacer ejercicio, comer alimentos sanos, tomar suficiente agua, y dormir lo suficiente. Todo esto puede ayudar a la tiroides a sanar, y a que las personas vuelvan a tener un peso normal. Pero tomar un medicamento, le había ayudado enormemente. Se miró con gracia frente al espejo, el hogar estaba tan lleno de gente, a duras penas se podía caminar, sin embargo, en la parte donde estaban los cócteles, era diferente. Olivia se quedó junto a su prima; en un segundo se perdió. —¿Emma? —preguntó pero a pesar de girarse sobre sus talones, y estirar la cabeza no la vio. —¡Genial, me quedé sola! —protestó y nadie le hizo caso. Decidió: lo mejor era acercarse a la barra de tragos, y emborracharse hasta olvidarse. Eso hizo, se encaminó decidida, moviendo sus curvas y llegando. —¿Quieres tomar algo conmigo? —pregunta una voz muy sensual a su lado. Al prestar atención, lo vio. Aquel hombre misterioso, los labios entreabiertos, y la barba recién salida. —Claro que sí. —Dos vodka con jugo, por favor —pidió el hombre y se sentó a su lado. —En realidad he perdido a mi prima. —Suena como si fuera un perro y lo hubieras extraviado. —Pues sí... algo así —murmuró y se ríe. —¿Vienes muy seguido por aquí? —quiso saber. —No, la verdad es que... Es la primera vez que vengo a un lugar así. No soy rica, no te lo creas. —Yo... pensaría completamente lo contrario. Olivia levantó una ceja y preguntó: —¿Por qué?, ¿tengo acaso porte elegante? —Lo tienes, eres muy refinada y delicada. —Gracias, me halagas —comentó mientras estiraba la mano levantando el pulgar. —Retiro lo dicho —comentó, ambos se rieron. —Lo lamento, no puedo evitar lanzar mis gestos de... "pueblerina" —murmuró. —Ya veo, pero eres muy... —¿Muy qué? ¿encantadora; hermosa..? —preguntó. Él se rió. —Sí, y también inteligente al parecer. Cuando les dejaron sus tragos, dieron un brindis y bebieron. —¡Esto es muy rico! comentó asombrada Olivia. —Lo es. Aunque no es algo muy refinado. —¡Qué importa!, a veces las cosas más sencillas son más... —Increíbles... —Increíbles —coincidió. —¿Quieres que bailemos? —preguntó el hombre. —Sí... Me encantaría. Se puso de pie, con un poco de dificultad. No había ingerido bocado en toda la tarde. Encima, había probado ese trago, que en cuanto lo ingirió, supo que le había pegado un poco de efecto. —Tranquila. No te caigas —comentó el hombre y ella se rió. —¿Cómo te llamas? —preguntó una vez que intentó estar quieta. —Soy Emilio ¿y tú..? —Me llamo...
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