—Creo que ni siquiera es miedo a que se los lleve —declaró Berenice, sin poder contener ese par de lágrimas que escapaban de sus ojos—. Mi miedo es que ellos lo elijan a él sobre mí.
—Ay, no, Bere. Ellos no lo harían —aseguró Paul, que luego de saberla internada había ido a visitarla.
—¿Por qué no? —preguntó la joven—. Él tiene dinero, él les dice que sí a todo, él incluso les compró una casa con piscina donde cada uno tiene su propia habitación. Él les está dando todo lo que jamás les podré dar... Hasta yo lo elegiría sobre mí.
—Bueno —respondió el joven—, es cierto que económicamente puede hacer más por ellos, pero el dinero no se compara con tu amor de madre.
—Él también los ama, Paul —declaró Berenice algo que le había quedado claro todo el tiempo que pudo observarlos juntos—..
