CAPÍTULO 12

1874 Palabras

—¿Y los niños? —preguntó Antuán, llegando a la recepción donde Berenice revisaba las notas y papeles que había dejado el velador para ella. La noche anterior se había despedido de la joven sin mucha preocupación, y sin tanta ansiedad, pues había estado seguro de que los vería al día siguiente y, a pesar de que sabía que ella había llegado al lugar a las ocho de la mañana y, aunque casi eran las nueve, ellos no aparecían, por ello había ido a buscar a la madre de sus hijos. —En la casa —respondió la cuestionada acomodando por orden de urgencia las actividades del día. —¿Por qué no los trajiste? —cuestionó Antuán, que se había emocionado con la idea de desayunar con ellos y pasar todo el día a su lado. —Pues porque esto es mi trabajo, no una guardería —obvió la gerente del resort—. Cr

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