Había sido una de las mejores fiestas de mi vida, aunque me faltaba una persona importante, mi padre. Tuck me dejó en la puerta del departamento, sin ganas de despedirse esperó a que abriera la puerta. -Me permites pasar al baño –dijo avergonzado -Claro pasa –abrí la puerta y le ofrecí entrar antes de mí, pero se negó, me cedió y paso. Crucé el umbral de la puerta y levanté la mirada al sentir una extraña presencia en la sala de estar. Entonces lo vi, mi piel se enchinó enseguida y mi corazón se aceleró. Corrí hasta la sala sin pensarlo. -¡Papá! ¿Pero, qué haces aquí? estoy tan feliz de verte –lo abracé y besé su mejilla emocionada. -Una de tus amigas me invitó a venir, no podía perderme tu cumpleaños, tenía que verte y comprobar que estas bien –era justo esa mirada cariñosa que tant

