JACKIE Una mujer mayor, de cabello rubio corto y labios rojos, fue la primera en saludarnos. Llevaba una blusa dorada que brillaba con cada movimiento, y nos sonrió con calidez. —Debes de ser Jackie —dijo, abriendo los brazos para abrazarme—. Soy Joni, la madre de Christian. La abracé y luego le sonreí con sinceridad. —Encantada de conocerte, Joni. —No puedo creer que hayas decidido honrarnos con tu presencia —dijo un hombre mayor, con entradas y los mismos ojos que Christian. Su voz era fuerte, resonante, y le dio una palmada en la espalda—. Me alegra que estés aquí, hijo. —Pensamos que te habías caído del planeta —agregó otro hombre, la viva imagen de Christian. Este parecía cercano a su edad. Ahora que los miraba, todos parecían versiones de él. Más delgados, más anchos, un poco

