¿Qué cálidos secretos no narrados aprenderemos? Más allá del punto de no retorno.

2225 Palabras
En el palacio comenzaron a sonar las trompetas que anunciaban la llegada de caballos a las puertas principales, en esta ocasión era solo uno, montado por un elegante hombre que pedía encarecidamente poder hablar con los gobernantes del reino. — Estoy buscando a mi hermano, sufrimos un terrible accidente en las costas, una tormenta arraso con nuestra nave y por lo poco que pude averiguar fue rescatado por sus altezas — explicaba a los guardias. — ¿Cuál es su nombre? — Me llamo Zyean Rivers, mi hermano es Zehres Rivers. Los guardias se miraron entre sí, pero al notar la clara similitud fue que le otorgaron el paso no sin alertar a los reyes primero que se dirigieron a la entrada principal del palacio acompañados de su hija que estaba bastante curiosa, ya habían llegado rumores sobre un hombre de aspecto idéntico al nuevo guardia de la princesa que rondaba el pueblo, más se decía que pasaba la mayor parte del tiempo en el barrio de las mariposas comprando prostitutas, por lo que se llego a considerar que se trataba de un pirata cuyo negocio prioritario era el comprar mujeres para llevarlas a las ciudades lejanas donde se vendían como prostitutas extranjeras. — Sus majestades — Zyean bajo del caballo a prisa cuando se encontró frente a los monarcas, se coloco en una rodilla en señal de respeto—, soy Zyean Rivers a su servicio. — ¿Qué lo trae aquí? — pregunto Keith. — La búsqueda de mi hermano, su alteza— se puso de pie alzando apenas la mirada al rey—, sufrimos un terrible accidente en el mar, nuestra embarcación fue arrastrada por una tormenta, perdí a toda mi tripulación y pensé que lo había perdido a él también, pero los Dioses tan misericordiosos lo salvaron. — ¿Y lo buscabas en el barrio de las mariposas? — Keith no vacilo en sacarle información. — Sobre eso, su alteza, la razón de nuestro viaje es porque mi esposa había sido sustraída de mi lado, los rumores me habían anunciado que se encontraba en un burdel recluida, tuve que recorrer miles de burdeles para encontrarla. — ¿Y la encontraste? — pregunto ahora Elarimil. — Si, mi reina — el Dios encubierto mostro una expresión de alivio—, gracias a los dioses pude encontrarla sana y salva. — ¿Y donde esta ella? — pregunto ahora Keith, no le nada de confianza pues sabia perfectamente que ese hombre delante suyo debía ser otro Dios o una trampa más de Zehres. — Se ha quedado en la habitación de posada que arrende para nosotros, ella aun se encontraba asustada y entenderá, mi rey, que no quise exponerla, he preferido que descanse. — S… ¿Señor? — interrumpió la princesa Nyra, los penetrantes ojos del Dios se enfocaron totalmente en ella—, yo salve la vida de su hermano, me complacerá llevarlo a su lado. — Le agradezco infinitamente, princesa — agacho la cabeza en respeto. Nyra, tan inocente como solía ser no sospecho en ningún momento del hombre delante suyo, así que con la aprobación de sus padres, guio al pelinegro por los pasillos del palacio para llevarlo hasta el invernadero donde Zehres los esperaba, estaba sentado en el borde una fuente, tan solo se puso de pie cuando diviso a su gemelo que sonreía apenas, mas aquello cambio pues el burlón dios, fiel a su papel de hermano preocupado, hizo un gesto de alivio, incluso dejo escapar unas lagrimas acortando a prisa la distancia para abrazarlo fuertemente. — ¡Hermano mío! — exclamo con alegría, Zyean—, estaba tan preocupado, pensé que te había perdido. — …para nada — contesto entre dientes Zehres, que ganas tenia de apuñalar a su hermano—, sigo vivo. — Los dioses son tan misericordiosos — se tuvo que morder la lengua para no reír—, le debo todo a la bondad de la princesa Nyra, gracias a ella te tengo aquí todavía. — Les daré un poco de espacio, deben tener mucho de que hablar — dijo la princesa sonriéndole a los gemelos—, por favor, siéntanse libres de usar cualquier habitación del palacio, si me necesitan estaré en mis habitaciones. — Muchas gracias, alteza— Zyean sonrió con amplitud. Los gemelos se quedaron en el abrazo observando como la dama se retiraba hasta estar seguros de que ya no podía verlos, entonces fue que Zehres lanzo lejos al pelinegro que empezó a reír con ganas mostrando su verdadero aspecto, se tocaba el estomago sin ser capaz de detener su risa. — ¡Fuiste demasiado lejos! — exclamo furioso Zehres. — Te dije que me haría cargo — Zyean se puso de pie sacudiendo su ropa entre risas—, debo admitir, los padres de tu novia son muy astutos, se dieron cuenta de lo que soy de inmediato. — Claro que iban a saberlo, ellos saben y han visto mi verdadero ser, así que era obvio que mi gemelo fuese un Dios también. — Son muy temerarios al mostrarse a la defensiva cuando deberían adorarnos como el resto de los mortales — tomo asiento donde cruzo sus piernas—, tal vez sea nuestro aspecto, por eso se sienten amenazados. — No tenemos la mejor reputación tampoco, sabes sobre los cuentos— finalmente Zehres tomo asiento frente a su hermano por igual. — Pero no somos los protagonistas, es nuestro padre — el pelinegro jugaba con los largos mechones de su cabello—, que seamos sus hijos no significa que seamos iguales. — Igualmente nos sigue su legado, por eso es que al menos yo oculto mi apariencia, si ella me viera como soy…huiría de mí, las mujeres huyen de los Dioses, ellas saben, aunque no sepan los cuentos, que los Dioses no somos de fiar, es una advertencia con la que nacen… — No creo que ella huyera de ti — expreso de pronto—, tienes que ser sincero con ella en algún momento, no podrás mantener una apariencia normal para siempre, sabes que nos agota, incluso para mi es difícil. — Tu mujer es ciega — escupió Zehres. — Ten cuidado con como te expresas de ella — amenazo el otro—, voy a devolverle la vista y a diferencia de ti, yo no he ocultado quien soy — ¿Qué? — Ella sabe que no soy un mortal, me ha sentido, me ha tocado, ella lo sabe. Zehres sintió celos por primera vez de su gemelo, aun si su esposa tenia una discapacidad, eso no lo había detenido de ocultarle que era un dios y aun así lo amaban, ¿Por qué no podía ser lo mismo para él? Se preguntaba constantemente como reaccionaria su amada Nyra si supiera la verdad, tan solo pensar que ella pudiera asustarse y huir le petrificaba. — Alguien viene — la voz de Zyean lo saco de sus pensamientos. Fueron sorprendidos por el menor de los hijos de los monarcas, el pequeño Keith, para entonces habían vuelto a sus aspectos mortales de inmediato, mas el niño los observo con algo de sorpresa, despertando las alertas de los gemelos. — Pequeño príncipe ¿Qué hace aquí solo? — pregunto Zehres. — Me oculto de mis maestros — el niño se acerco sin miedo alguno para sentarse con ellos. — No debería esconderse, ellos podrían tener problemas — Zyean observaba a detalle al menor. — Mi mamá dice que los Dioses se saben esconder — con esas palabras los gemelos quedaron sumamente sorprendidos—, ustedes me pueden esconder. — ¿Cómo sabe…? — Los ojos inocentes de los niños son capaces de vernos— explicaba Zyean—, y además no nos tiene miedo, eso es algo bueno, así que ven pequeño príncipe, te vamos a esconder, además podemos jugar un rato ¿Te gustan las tormentas? — el pequeño Keith afirmo sonriente tomando la mano que el Dios le ofrecía. — ¿A dónde lo llevas? — Iremos a jugar cerca. Zehres se quedo en ese sitio mirándolos desaparecer, conocía a su gemelo y aunque su aspecto pudiera dar miedo, no era alguien malévolo, el niño estaba seguro con él, no tenia porque preocuparse, pero no pudo evitar pensar en que, si el niño ya lo había notado antes, ¿Por qué no revelo su identidad? Sabia lo apegado que era a su hermana y que no le hubiera dicho nada al respecto realmente lo tenía preocupado, se revolvió el cabello con frustración y opto por ir a buscar algún lugar cercano con agua, necesitaba hundirse un momento. En el palacio los hermanos Phoenix estaban reunidos en una de las salas del palacio, donde Einar se quejaba ante la mirada entretenida de sus padres, tíos y hermanos. — ¡No es justo! — chillaba el príncipe— ¿Por qué es mas alto? ¡Yo soy el mayor! — señalo a Aelon. — Bueno, sobrino, algo curioso pasa en la familia, normalmente los hijos menores son los más altos, Aelon es alto ahora, pero es probable que Keith lo sea aun mas — Dorian explicaba entre risas—, nuestro hermano menor es el mas alto de nosotros ¿Verdad, Elarimil? — Si, es el más alto. Aelon se miraba en el espejo completamente embelesado, su tío Dorian le había dado una pócima para madurar finalmente, por lo que observarse como un adulto le sorprendía, era muy similar a los Morgoth, su cabello blanco ahora era mas largo, tenia el porte de todo un guerrero, igual que su padre y con una altura ligeramente mayor a la de Einar. — Eso me recuerda ¿Cuándo vendrá el tío Armand? — pregunto Aelon. — Me parece que llegara por la noche, quiso venir por su cuenta, quería explorar los bosques del camino— explico Elarimil—, Nyra, estoy segura de que te traerá muchos regalos. — Estoy emocionada de verlo nuevamente — confeso la princesa con un ligero sonrojo en sus mejillas. — Ya lo imagino en el próximo torneo, solo pedirá por el favor de una sola princesa — canturreo Dorian. — Como en cada torneo — añadió Einar—, aunque ahora seguro será diferente. Nyra estaba sonrojada ya en este punto, un poco de emoción se mezclaba con el nerviosismo de volver a ver a Armand, tenían una pequeña historia juntos, había poca diferencia entre sus edades, él era mayor que ella pero desde jóvenes habían sido muy unidos, por lo que los mayores siempre apostaron por un futuro compromiso entre ellos, pero la naturaleza aventurera del joven lo había hecho marcharse a sus 14 lunas para vivir un sinfín de aventuras, dejando atrás a una princesa que solo se aferro a las promesas hechas entre unos jóvenes inexpertos, ahora los años habían pasado, poco se vieron entre ese lapso, tan solo en los cumpleaños de Nyra, en los que en vano espero y espero por una propuesta, ahora su esperanza se había reducido a un cariño que no sabia como explicar, su corazón estaba confundido entre ese viejo amor y lo que Zehres la hacía sentir. Si tenia que elegir, no sabría a quien escoger, con el corazón confundido y su mente hecha un caos, se limitó a sonreír ante los comentarios de su familia, ellos no perdían la esperanza de que la propuesta llegara, pero en el fondo de ella sabia que incluso si llegaba, no sabía si podría aceptarla. — Con permiso, voy a buscar a Keith. Con aquello tuvo la excusa perfecta para salir de la habitación, tenia el estomago revuelto de tanto pensar, así que salió del palacio con el fin de pasear por los jardines, ingresando en el laberinto, no había un sitio mas solo que el laberinto, la obra maestra de Keith era muy poco visitado por lo enredado de sus pasillos, solo ella y sus hermanos conocían como salir sin problema. Sus pasos la encaminaron a la mas grande de las fuentes, le encantaba porque incluso podía nadar en ella, algo que regularmente hacía, mas esta vez sus pasos se detuvieron antes, sus ojos se ensancharon ante la sorpresa que se mostraba ante ellos, como pudo oculto su presencia entre unos arbustos donde se tapo la boca no por estar a punto de hablar, si no como un reflejo ante la sorpresa. Delante de ella había un hombre desnudo, pero ella conocía a ese hombre, sus largos cabellos plata y azabache se pegaban a su cuerpo mojado bien formado, esa piel blanquecina, los ojos brillantes que encerraban el mar en ellos, era Zehres…era un Dios… Sus pasos la traicionaron sacándola de su escondite, los brillantes ojos del Dios se posaron en ella pintándose de temor, busco hundir parte de su cuerpo en el agua con tal de esconder su desnudez, mas le pesaba el silencio de la dama, ella se coloco delante suyo sin apartar los ojos de los de él, la respiración acelerada de la princesa lo alerto. El silencio reinaba, Zehres no sabía si decir algo, pero antes de que cualquier palabra abandonara sus labios, la princesa se metió en la enorme fuente por igual, rodeo el cuello del hombre con los brazos para finalmente unir sus labios con los de él en un beso. Ahora muchas cosas tenían sentido para ella.
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