El momento anhelado por Sandra llego, ella desea ya estar viviendo con Héctor, en su casa todo es una locura, ya que Jaime es el padrino de boda y su esposa la madrina, revisa en su saco que los anillos no falten, no quiere que por los nervios se le olviden los anillos. Su esposa goza porque Jaime está más nervioso que la novia. Están en el hotel donde se llevará a cabo la boda, por decisión de Héctor, es mejor un sitio concurrido, contrato guardaespaldas para él y su novia.
—Cariño, iré a ayudar a la novia. Quiero que ella sienta el apoyo de toda la familia, qué emoción de que por fin ella se case.
—Ve cielo, es bueno hacerla sentir amada, yo igual partiré a ver a Héctor.
Ambos salieron de la habitación entrando en puertas diferentes, sin embargo, continuas. Maggi se quedó con la boca
