Porque la vida se trata de nuevas experiencias, o al menos los últimos días de la vida de Isabella Lafall se tratarían de eso, por su propia decisión. Y no es que haya afrontado cosas muy suaves o típicas, no señor, pero esta sin duda sería la gota que derramará el vaso de su vacía existencia. Cíen sacó su pene sin dejar de mirar ni por un segundo aquel pozo color chocolate que se reproducía por dos y que lo miraban con miedo. Isabella trató de ser valiente, pero ya había dado un vistazo al m*****o del Señor S. y le resultaba aterrador, mínimamente hablando. Cíen estaba erecto y aún así acarició a su amigo un par de veces antes de poner la rosada punta sobre los labios entreabiertos de Isabella, que luchaba por mantener la compostura en todo eso, porque aunque estaba atada y siendo coac

