El lugar apestaba a drenaje, mientras el aire condensado de humo les impedía observar más allá de un metro, aquello era similar a ir a oscuras por la cornisa de un acantilado. El peligro era inminente con cada paso que daban, sin embargo no ninguno de ellos podía predecir en qué momento caerían. Kallias era el guía, recorría aquel lugar con pasos firmes y decididos, como si conociera de memoria el camino. Este pensamiento aterró a Luca, quien se estremeció de solo imaginar la cantidad de veces que había caminado por allí y el motivo de su visita. —Ya casi llegamos al lugar—escupió el chico al frente de la excursión, como si detectará la sospecha y duda que recorrían el cuerpo de él. Pero aquellas palabras no lograron disipar los sentimientos que crecían cada vez más dentro de Luca. Com

