Era como una melodía que se repetía, iba y daba vueltas en su mente. Una vez entró a la recámara, su amiga la vio y negó con la cabeza. Se puso más nerviosa, como si Alicia pudiera entrar en su cabeza y adivinar lo que estaba pensando en ese instante. Se aclaró la garganta y se acercó lentamente hasta volver a ponerse en la cama y se encogió de hombros. —¿Me vas a explicar por qué has tardado tanto? No creo que haya sido solo un vaso de agua, mentirosita. Sé que solamente te habías ido porque no te gustó la película. Eres una miedosa —expresó y esta apenas pudo usar una sonrisa. Alicia no se imaginaba lo que había ocurrido en la cocina, hecho que venía y se iba para quedarse en los escondrijos de su mente. —Sí, me has pillado, lo siento. La verdad es que no he sentido nada... Sabes que n

