Eva y Chris

4988 Palabras
5 meses antes Eva Creo que he visto todas las noticias a través del operador por cable, he revisado los periódicos on-line y no he visto que hablen de un accidente aéreo en ninguna parte del mundo, en las últimas 48 horas. Entonces, no entiendo por qué tengo mi teléfono con cero llamadas o mensajes de Chris, estoy empezando a enloquecer y a mi pesar, voy a empezar a creer que lo que dice Cami es verdad. Que para Chris solo fui una semana de locura sin preocupaciones, algo exótico que lo hizo sentir vivo, pero que ahora que ha vuelto a su país y a su realidad, dejó de existir y de ser importante, al parecer yo solo fui la chica mestiza del tercer mundo con la que se podía follar sin complicaciones. Bueno, la última parte lo pienso yo, Cami es supersincera, pero no tan cruel, como para decirme algo así. Tengo tanta rabia que desde ayer no he comido bien, Mafle me dice que le escriba, porque tal vez ha perdido mi número ¡Ella es tan linda! Sé que es absurdo y que tal vez voy a parecer desesperada, pero voy a seguir su consejo, y solo por esta vez voy a enviarle un mensaje por w******p y si no me responde, daré todo por terminado. EVA: Hola Chris, Espero que hayas llegado bien y que puedas sacar un momento de tu ocupada agenda para escribirme. Con muchas ganas de leerte. Tu loquita. Me muero de los nervios, me como las uñas mientras espero, tengo la mirada clavada en la pantalla del celular, pienso en borrar el mensaje en más de cinco ocasiones, luego quiero que el mensaje le llegue y lo lea rápido, tiene un solo chulito. No tengo noción del tiempo que ha pasado, pero me acobardo y decido borrarlo, pero obvio, la aplicación ya no me lo permite. ¡Mierda! El mensaje todavía no marca los dos chulitos de recibido y, por ende, no ha podido ser leído. Intento comprender por qué no le ha llegado ¿Será que ya no utiliza este número? Probablemente, esa sea la razón, lo que es totalmente lógico porque debe utilizar un operador móvil de su país, Aunque me niego a aceptarlo. Durante la siguiente semana me torturo mirando el teléfono y confirmando que el mensaje nunca llegó y tengo que aceptar que nunca fue su intención seguir en contacto conmigo. Mafle empieza una campaña de búsqueda en las r************* , pero no encontramos mucho, aparte de una cuenta en i********: (yo no tengo), donde hace meses no postea nada, ni sigue a nadie. Yo no entiendo bien el funcionamiento de esa red social, pero Mafle si, y según ella, Chris es anti redes, lo que no comprendo bien por qué igual tiene una cuenta, ¿no? En fin, buscamos la empresa en la que trabaja en París y encontramos el sitio web oficial; muy profesional y elegante. En este sitio mencionan a un Christophe Leblanc como el PDG de la empresa, lo que nos impresiona a las dos, porque aparte de que es muy joven, nos imaginábamos que solo era un empleado más. Encontramos una foto del PDG y mi corazón se detiene al verlo y confirmar que es él y que se ve extremadamente guapo. A través de esa página logro descubrir dos cosas. La primera: que al menos fue sincero respecto a su nombre y apellido. Y la segunda; que su empresa no es una pequeñita empresa familiar como pensábamos. Al contrario, es muy grande, todo un conglomerado. — Amiga, que te has tirado a un papinario — me dice Mafle entusiasmada. — ¿Qué dices? —no tengo ni idea de lo que habla; ella a veces es así, bastante incomprensible, pero igual, así y todo, yo la quiero. — Un papacito Millonario — Me explica y me mira como si fuera una pobre anciana pasada de moda. Paso de Mafle y sus comentarios raros y comprendo que definitivamente Camila tiene toda la razón, yo solo fui una aventura y no es que me parezca mal, no puedo ser tan hipócrita porque, yo también disfrute, pero lo que me enfurece es que me haya dicho tantas mentiras y me haya llenado la cabeza de todos sus: Te prometo... Que sabía que no iba a cumplir. Si, por el contrario, simplemente se hubiese tenido sexo conmigo, seguro que yo lo habría aceptado sin problemas, pero el hecho de que me haya dicho toda esa cantidad de barbaridades, lo hace peor persona que el ex de Helena, alias el asqueroso. Creo que nunca me había sentido así de engañada, ni siquiera con mi exnovio, con el que perdí la virginidad y estuve durante 5 años y que finalmente me engañó y dejó embarazada a una chica de su barrio. Siento que en esta ocasión mi corazón se ha roto en mil pedacitos y he llorado mucho más que con mi ex. Es que de verdad le creí todas sus palabras, sus miradas, sus caricias. Todavía siento sus manos, su voz, su aliento. Todavía lo siento como si estuviera dentro de mí, penetrándome con fuerza mientras me miraba a los ojos y me llamaba Loquita mía. — Que rabia, como lo odio — le grito a Helena, con la que estoy bailando "despacito" de Luis Fonsi, y lo hacemos de verdad bien despacito, porque hemos bebido tanto que se me complica pensar y de paso moverme —Maldito Christophe Leblanc. — Eso amiga — aplaude Helena —no conozco al tipo ese, pero hay que sacar a fuera los sentimientos —y me abraza —te quiero amiga. — Ya estás borracha, hermosa — le respondo. Al girar tratando de ver dónde pueden estar Camila y Mafle, observo al otro lado de la pista a un tipo rubio y de ojos azules, que solía encantarme, camino hacia él y le hablo al oído. — Leo, ¿cómo estás? — él para de hablar con la chica que tiene al frente, se gira, me reconoce y sonríe, luego me toma en sus brazos y me hace girar, creo que he golpeado algunas personas con mis pies. — Ma chérie, es genial verte —me vuelve a abrazar y se acerca a mi oído, la música es fuerte y no es fácil entenderse —¿estás solita o todavía te acompaña mi querido compatriota? — yo río por la forma en que lo ha nombrado. — Sola — Respondo — No sé de quién me hablas — le guiño un ojo. Él sonríe y me invita a una bebida, después de muchas bebidas y bailes más, pierdo la noción del tiempo y de la realidad. Solo recuerdo muchos besos mojados, labios mordidos y mucho morreo en una esquina de la discoteca. Estaba decidida a sacar a Chris de mi mente y de mi piel, en mi ebriedad, eso era lo único que tenía claro. Me fui con Leo y después de llegar a su casa, todo fue muy vertiginoso, salvaje, la ropa voló por todas partes, Leo me presionó contra las paredes, a veces sentía dolor, pero no me importaba, estaba a fondo, entregada y se sentía bien. Sus manos eran más toscas, presionaban con mucha fuerza, con menos delicadeza, sus besos eran más húmedos, sus labios se sentían un poco fríos; besaba y mordía mi cuello, mis senos, bajaba por mi vientre dejando pequeños besos hasta llegar a mi ropa interior, yo estaba desnuda, mojada y con una sensación cálida, envolvente. Pero algo me faltaba. Sí, estaba excitada y sí, Leo me hacía sentir bien y con ganas, pero él no era Chris y más que mi cuerpo, mi mente lo sabía y mi consciencia no dejaba de repetirme que estaba mal, que estaba faltando a mis promesas. — J’ai très envie de toi — Su voz y acento hablándome en su idioma, me erizaron la piel, durante un momento, ya no me sentí tan borracha y solo deseé que me penetrara y no se detuviera jamás. Esa noche, Leo me giró y apoyé mi cara contra la pared, lo escuché terminar de quitarse la ropa mientras me tocaba y besaba, sentí dos de sus dedos, penetrarme con fuerza, ahogué un grito porque no me lo esperaba. Aunque era brusco, se sentía tan bien que sentía la necesidad de tenerlo en mi interior. — Yo…Chri… — ¡mierda! — Leo, necesito … — Shuuu… a tus órdenes — me respondió y escuché cuando rasgó el condón y unos segundos después entro en mi interior, rápido, con fuerza; contuve el aire y busqué una posición donde pudiera sentirme cómoda. Apoyó su mano izquierda en mi hombro, mientras que su mano derecha sostenía mi cintura y guiaba mi movimiento, rápido, duro, seco; no me daba tregua, entraba y salía sin compasión, empecé a sentir debilidad en mis piernas y brazos, creía que iba a caer, me pegué a la pared y repose mi cara contra el muro. Leo me giro y me puso frente a él, se inclinó un poco y al mirarme sentí su deseo, su lascivia, presionó fuerte una mano en mi clítoris, me hacía subir y bajar contra la pared, sentía mi espalda arder y me sostuve de su cuello, levantó mi pierna derecha lo que me permitió sentir sus penetraciones más profundamente. — !Putain de merde ! — gritó, mientras me embestía con más fuerza, mi respiración se agitó y sentí el orgasmo, montar y explotar con fuerza; me dejé ir, sentí que caía al vacío y que necesitaba que él me sostuviera, que me besara y me dijera que todo iba a estar bien. Miré a Leo a los ojos, busqué algo en sus hermosos ojos azules, pero mi mente me dijo que estaba equivocada, que no era lo mismo, que él no tenía su mirada. Leo no era Chris y me sentí la peor mujer del mundo, una mujer que traiciona, que se aprovecha y engaña, una mujer herida; sentí una pena tan profunda que, en ese momento, empecé a llorar. — ¡Eva! ¡Eva! — escuchaba a Leo hablarme de lejos, salió de mi interior y sin fuerzas me deslicé por la pared hasta el suelo, Leo se puso de rodillas frente a mí y presionó su mano contra mi mentón, obligándome a mirarlo. — No te preocupes — le dije mientras forzaba una sonrisa —creo que tuve un bajón después de tanto alcohol y sexo. Él empezó a reír fuertemente, se puso de pie y me ayudó a levantarme del suelo, luego se fue al baño a deshacerse del condón. Me sentía extraña e incómoda. Leo volvió y tomó mi cuello acercándome hacia él, me besó y pegó su cuerpo muy cerca al mío, descendió su boca por mi cuello, mientras me llenaba de besos. — ¿Por dónde íbamos? — Me llevo a su habitación y volvió a tomarme con fuerza, sin tregua, a cuatro sobre su cama, mientras tiraba de mi cabello y manejaba mi cuerpo como si fuera una muñeca creada especialmente para su satisfacción. Él me usó a su antojo para su placer físico y yo me propuse usarlo para olvidar y calmar mi herido corazón. No entiendo nada de lo que dice mi jefa hoy en la reunión, llevo toda la semana saliendo con Leo y termino teniendo maratónicas noches de sexo duro y sin tregua hasta altas horas de la madrugada, no he visto a las chicas después de la noche en la que reencontré a Leo y entre el trabajo y el sexo, no es que tenga mucho tiempo para hablar o escribir y lo mejor de todo, es que no tengo mucho tiempo para reflexionar y recordar. Me duele horrible la cabeza y solo quiero irme a dormir, pero a mi jefa se le ha ocurrido hacer, precisamente hoy, una jornada de trabajo en grupo. Les juro que trato de estar tranquila y ser amable con mis compañeros y compañeras, pero es que no puedo, dicen tantas estupideces y algunas chicas tienen la voz tan aguda que mi cabeza no deja de palpitar. He tomado mucha agua y por ende me ha tocado salir de la jornada en seguidas ocasiones para poder ir al baño y mi jefa ya comienza a mirarme de mala manera. — Eva, perdona la pregunta — me dice Olga, una de mis compañeras en tono bajo, mientras acomoda su silla cerca de la mía — Querida — de verdad odio que me llame de esa forma, no somos amigas —¿No estarás embarazada?, es que te he visto ir mucho al baño y estás muy rara — Me quedo mirándola como si tuviera cuatro ojos y suspiro; no me puedo creer lo que acaba de preguntarme y menos que sea tan indiscreta, ni siquiera somos amigas. — Ehhh no — volteo a mirarla de mala manera — Y si lo estuviera, no creo que sea tu problema — me giro ignorándola olímpicamente y trato de concentrarme en el colega que está hablando sobre un caso de violencia en particular del que no logro comprender nada. ¡Necesito que este día se acabe! ¡Ya! Chris Después de pasar un año en Colombia, me cuesta acostumbrarme a hablar solo en francés, y no tengo idea del porqué, puesto que es mi lengua maternal y debería ser más fácil para mí. Hace ya un mes desde que regresé a mi ciudad y aunque las cosas no salieron inicialmente como esperaba, me he integrado rápidamente al conglomerado de mi familia, la idea de mis padres es que a más tardar en dos meses pueda asumir la presidencia de este. Mi padre desea jubilarse y viajar por el mundo con mi madre, comprarse una Harley-Davidson y viajar de una ciudad a otra con ella apretada a su espalda, como cuando eran jóvenes y acababan de conocerse. Estoy repitiendo textualmente sus palabras y no seguiré hablando de ese tema porque temo llegar a sonar demasiado cursi, como él. Pensé que sería más complicado volver a mi antiguo trabajo y además prepararme para asumir mis nuevas funciones como PDG, pero contrario a lo que todos temían, después de haber estado ausente por un año y de lo que pasó al regresar, me estoy haciendo cargo de casi todos los aspectos más importantes del conglomerado y mi padre ahora se puede dar el lujo de venir cuando quiere, en realidad viene a firmar los documentos legales que todavía no estoy autorizado a firmar, puesto que el consejo estuvo de acuerdo con el cambio de presidente, siempre y cuando yo superara favorablemente los tres meses de preparación. — Mi amor, no te olvides de la cena que tenemos hoy en Le Maurice, Camille et Benoit quieren contarnos algo importante — Louise pasa sus manos por mi pecho y me da un beso en la mejilla antes de sentarse a la mesa del desayuno — Estoy segura de que van a comprometerse y quieren que seamos los padrinos. Personalmente, no creo que Benoit quiera casarse con Camille pronto, estuvimos juntos en Colombia y pasó mucho tiempo con otras chicas y no recuerdo que hablara mucho de ella, aunque no puedo confiar mucho en mis recuerdos. — No lo creo, pero haré todo lo posible por llegar a tiempo — me levanto de la mesa, le doy un beso rápido y salgo del apartamento — Desde que retomé mi antigua relación con Louise, no logro sentirme cómodo y como una pareja normal con ella, a pesar de que pasa casi todas las noches en mi apartamento y vamos juntos a todos los eventos y reuniones con nuestros amigos, se siente diferente a antes de partir. Actuó diferente, por ejemplo, utilizo preservativos a pesar de que sé que ella toma la píldora, antes no lo hacía y cuando volvimos a tener relaciones sexuales, ella me hizo notar este hecho, yo no supe que responder y continué usándolos. Llegamos a tener una discusión sobre este tema, pero me mostré inflexible y ella terminó por aceptarlo. Louisa dice que ahora me siente más frío y menos cariñoso que antes, cuando hacíamos demostraciones públicas de nuestra relación sin problemas; en la actualidad no me siento cómodo con este aspecto y evito toda clase de demostración de cariño, le he pedido que comprenda que, con todo el estrés de mi trabajo, estos meses serán un poco complicados. — Señor Leblanc, hemos llegado — Henry me hace reaccionar con su comentario, no me había fijado que el tiempo había pasado tan rápidamente. — Gracias Henry — recojo mi maletín y me preparo para salir del auto — Hoy estaré hasta tarde en la oficina, así que te escribiré antes de partir. — De acuerdo señor Leblanc, que tenga un buen día — Henry es un chico de mi edad que trabaja con nosotros desde hace 5 años, antes de partir nos habíamos tomado algunos tragos juntos y me decía Chris, pero desde que he regresado y se anunció que asumiría la presidencia del grupo Leblanc, ha empezado a hablarme de manera formal y por más que le he pedido que sigamos como antes, no ha querido, pero voy a invitarlo a unos tragos, solo debo encontrar un poco de tiempo en mi apretada agenda. El día ha sido extremadamente pesado y complicado, la secretaria de mi padre ha tenido un bebé y ha tomado la licencia de maternidad, estoy con una reemplazante, pero creo que voy a despedirla porque en lugar de ayudarme, me hace perder el tiempo. Llevo todo este mes intentando ubicar a Jean-Luc, a penas regresamos y después de que todo lo que pasó estuvo casi superado, lo llamaron para realizar su trabajo soñado en una comunidad perdida en el desierto y se fue días después, el problema es que al parecer la comunicación en ese lugar es casi que inexistente y ni Benoit, ni yo hemos logrado contactarlo. La última noticia que tuvimos, fue que había llegado bien y que todo era alucinante. Todavía no entiendo bien el trabajo que realiza como geólogo y por qué debe partir a los lugares más recónditos y perdidos del mundo. Como es normal, no logro ubicarlo, me inclino en mi silla y cierro los ojos, siento una sensación extraña, un vacío, como si algo quisiera llegar a mi mente, pero se aleja y me deja con la sensación de que algo importante se me escapa. Mi teléfono suena y me doy cuenta de que estaba empezando a quedarme dormido en mi silla. — Mi amor — Escucho la voz de Louise al otro lado de la línea — te estamos esperando en Le Maurice. — Lo siento, lo había olvidado — giro mi cuello para eliminar la sensación de sopor y me pongo de pie — En 30 minutos estaré allí — le digo mientras cuelgo y le escribo a Henry, espero llegar en 30 minutos y que no quedemos atrapados en un atasco, el tráfico a esta hora es difícil y sobre todo cuando tenemos que ir al octavo distrito que, siempre está lleno de turistas, la cercanía de la torre Eiffel a Le Maurice no ayuda, espero que Henry logre encontrar una ruta despejada y que podamos evitar los campos Elíseos. —¿Has logrado contactar a Jean-Luc? — Le pregunto a Benoit mientras las chicas se encuentran hablando de no sé qué modelo, que estaba mucho más delgada en un desfile, no sé quién, ¡cosas sin importancia! Finalmente, la noticia es que se van a vivir juntos a un apartamento de 200 metros cuadrados con vista a la Torre Eiffel, pero no se van a casar todavía. Bravo por ellos, pero yo no soportaría vivir cerca a tantos turistas. — No, para nada — me responde mientras mira algo en su teléfono — debe estar enredado entre las piernas de alguna hermosa mestiza — continúa. — Debo contactarlo — No creo que Benoit alcance a imaginar lo importante que es para mí, la situación es complicada y aunque a la gente de mi entorno no le parezca tan grave lo que sucedió, a mí me ha afectado bastante y ya estoy cansado de esta situación. — Si lo logro, le diré que te contacte con urgencia — me dice seriamente, creo que ha notado mi mirada molesta — o trataré de sacarle lo máximo de información. — Vale, gracias — le golpeo en su hombro y sonrío — entonces coñazo, ¡te has vuelto un hombre serio! He intentado relajarme y me he pasado de copas, mañana es sábado y aunque cuento con ir a la oficina, lo haré un poco más tarde. Louise está juguetona y cuando eso sucede solo quiere hacerlo lento, que me la coma poco a poco, pero hoy no estoy con ánimos de jueguecitos, apenas entramos al apartamento, la inclino sobre el sofá del recibidor, la tomo del cabello, le beso el cuello y con mi otra mano le sostengo la cintura mientras la masturbo con fuerza. Ella está muy húmeda, excitada, al parecer si voy a darle algo de juego. La hago girarse y recostarse en el sofá, estoy duro, me duele la polla de esperar a llegar a casa porque como dije antes, no ando con demostraciones públicas y Henry estaba conduciendo. Ella se gira y se mete un dedo en la boca. — Tócate — le digo de manera fría y exigente, al parecer eso la excita al máximo y sonríe antes de quitarse la ropa lentamente y empezar a masturbarse, siento que ya he vivido este momento, pero también siento que Louise no es la persona correcta, no sé qué diablos me pasa, pierdo la concentración, en mi cabeza empieza a haber mucho ruido; giro a Louise rápidamente poniéndola en cuatro sobre el sofá, ella gime y me dice que le encanta cuando me pongo tan cachondo. Saco un condón de mi billetera, que siempre llevo en mis pantalones, los cuales, bajo rápidamente, me pongo el preservativo y la embisto con fuerza sin detenerme a pensar en su comodidad, ella grita, me pide más, la penetro más fuerte, más rápido y cuando siento que sus paredes internas empiezan a contraerse, no puedo aguantar más y me derramo en el preservativo, después de ver como se corre y grita como una posesa. Los dos caemos agotados en el sofá de la entrada del apartamento, me levanto, le digo que tengo sed y me empieza a doler la cabeza, solo quiero alejarme de ella, de su olor, que no es el mismo que siento que añoro, pero que no logro identificar plenamente. Entro al baño, tiro el preservativo y me miro en el espejo. Todos piensan que lo que me pasó no es tan grave, que tuve mucha suerte y tal vez tienen razón, pero para mí, haber borrado de mi memoria los últimos días que pase en Colombia después del accidente de tráfico que tuvimos Jean-Luc, Benoit y yo cuando veníamos del aeropuerto el día que regresamos a París, me desespera; no tuvimos lecciones físicas, pero yo sufrí una contusión interna leve y cuando volví en sí, no comprendía por qué me encontraba en París, puesto que en mi mente y realidad, era un viernes en la tarde y faltaba una semana para nuestro viaje y a pesar de que todos me decían que en una semana no es mucho lo que pudo pasar, he sentido que he perdido algo importante. Me miro en el espejo y maldigo el accidente, llevo mis dedos a mi cabello en un gesto de frustración, los dolores de cabeza que a veces tenía han aumentado su frecuencia y el vacío que siento en mi interior es cada vez más grande. El teléfono que utilizaba en Colombia quedó totalmente destruido y no pudieron recuperar mucha información porque en el último mes los archivos no se habían transferido a mi e-mail, ni los números telefónicos, mensajes o fotos, así que no sé cómo obtener la información. Todos los días siento que he fallado en algo, que le he fallado a alguien, a veces me siento tan perdido y como si también hubiese perdido algo. Solo espero poder contactar a Jean-Luc, porque Benoit no estuvo conmigo esa semana y Jean-Luc es la única persona que podría ayudarme. Golpeo fuerte el espejo y mientras veo la sangre correr por mi puño y las pequeñas grietas formarse en el espejo, pienso que me siento igual, fisurado, lleno de grietas y esquirlas que se formaron en solo una semana y sin poder soportarlo más, grito. Eva Llevo con Leo dos semanas y me siento mejor y pienso que es verdad lo que la gente dice, que un clavo, saca a otro clavo, porque, por Dios, ¿Quién es Chris? Las chicas han intentado que nos encontráramos, pero yo no tengo muchas ganas, no quiero que me pregunten absolutamente nada y mucho menos dar explicaciones. Estoy en casa de Leo, desnuda (mi nuevo estado natural), en su cama. Creo que he pasado el 60% de mi tiempo libre en este lugar y por supuesto, no durmiendo, qué hombre para gustarle el sexo y es que no es muy delicado que digamos, no va a hacerte el amor dulcemente ni nada por el estilo, no, te va a succionar con sus besos, te va a morder hasta el alma y luego te la va a enterrar una y otra vez hasta que sientas que tus ojos giran y se te quedan en blanco. Pues eso, piensa en eso y multiplícalo unas cuatrocientas veces, es que no puedo llevar la cuenta de cuantas veces lo hemos hecho, en una ocasión, tuve que pedirle tregua porque me sentía irritada y claro que me la dio, metiéndome su v***a hasta el fondo de mi garganta. A mí eso de follar y follar me gusta bastante, pero también pienso que a veces hace falta algún tipo de intimidad, como que sientas un calentito en tu vientre, que te falta la respiración, que tienes miles de mariposas revoloteando en tu vientre, no sé, sentirse tonta y todo eso, mientras te penetran hasta el fondo y te hacen correr como loca, marca la diferencia, y pues nada, eso no lo tengo con Leo, aunque sí lo tuve con Chris. — Deberías venirte conmigo a París — volteo a mirar a Leo como si estuviera loco y es que no es fácil estar pensando en el idiota de Chris y escuchar a Leo hablar de París, en el mismo momento — Viviríamos juntos. No quiero irme y pensar que no voy a verte de nuevo — Leo debe partir en dos días y anda algo nostálgico. — Pero Leo, eso ya lo sabíamos — trato de razonar con él, que juega con mi mano derecha ¡Que extraño! — Yo tengo mi vida acá, mi familia, amigos, mi trabajo. — Deberías intentarlo por un tiempo, tal vez un año — Me dice bastante entusiasmado. — No sé qué decirte, en mi trabajo no me van a dar un permiso de un año — Me has dicho que tu jefa es buena onda, dile que vas a estudiar y cuando vuelvas te integras con nuevas ideas — No es tan descabellado. — En el remoto caso que me dijera que sí, no creo que en agosto se puedan hacer inscripciones de algo, ya será para el próximo año — Genial, asunto acabado. — Puedes ir como turista, tienes pasaporte, ¿no? — asiento — solo tendrías que comprar el billete de avión. Lo que dice suena bien, ya estoy cansada de mi trabajo, de mis colegas chismosos y de mi jefa superficial, mi familia es muy independiente, cada uno en lo suyo y solo nos vemos en ocasiones especiales; Además, siento que cada día me alejo más de mi grupo de amigos. Estoy cansada de la monotonía y viajar a Europa siempre ha sido un sueño para mí, además, si tengo hospedaje que es lo más costoso, podría dedicarme a estudiar francés, viajar, follar y vivir mi vida como siempre he querido ¡Sin complicaciones! Y además, Chris vive en París, ¡cállate! Durante la siguiente semana, no paro de pensar en la posibilidad de partir, pero también tengo temor de irme con alguien que acabo de conocer ¡Y por Tinder!, además, pienso que podría ser un reclutador de una red de trata de blancas, aunque nunca lo he visto en una situación comprometedora. También, podría ser un celoso enfermizo que me encerraría, apenas llegáramos, aunque tampoco Leo ha dado muestras de ser celoso, no como hizo Chris. Dejo de pensar en Chris y se me ocurre plantearle la idea de Leo a mi jefa y para mi sorpresa, acepta, manifestado que de esa manera yo podría aprender nuevas cosas y luego enseñarlas acá y ellos tendrían información actualizada del primer mundo, no sé quién en esta época sigue llamando a Europa el primer mundo ¡Es tan clasista! El hecho es que, con la respuesta de mi clasista jefa, ya no tengo muchas excusas para negarme, Leo ya se ha ido y apenas llegó a París, me escribió para decirme que me extrañaba; yo también lo extraño, Aunque para ser sincera extraño las maratónicas secciones de sexo y lo bien que era sentirse recién follada todo el tiempo. He comido la noche anterior con las chicas, y la verdad, es que no había pasado nada nuevo, Esteban y Mafle siguen en las mismas, follando y peleando y las chicas, por supuesto, intentaron sacarme la máxima información, pero me hice la enojada y terminé yéndome rápidamente y finamente he comprado el billete, pensando que tendría al menos que vender un riñón para pagarlo. Sin embargo, encontré uno muy favorable. —Chicas, me voy durante un año a París, voy a vivir con Leo — Envío el mensaje al grupo y luego apago mi teléfono.
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