Kellan miró la mirada destellante de su esposa. Podía notar un sin número de emociones que luchaban por salir a flote, sin embargo, dentro de estas no estaban lo que esperaba. Era extraño. El impulso de venir hasta la casa que compartía con Amy y enfrentar los errores que había cometido con su mujer se había apaciguado. Ese mismo impulso le hizo realizar una locura. No sabía si se arrepentía. No sabía que sentir. No entendía nada. Todo se sentía confuso para el. Sus dedos se aferraron sobre la piel descubierta de la chica, la fuerza que ejercía Kellan en la mano de Amy a pesar de ser suficiente para retenerla, no era capaz de detenerla si ella intentaba luchar para soltarse, si esta se daba cuenta podría liberarse fácilmente. Los ojos indiferente y fríos que a la vista de muchos lucía

