Tenían tres años de relación, María estaba recién titulada y Raudel había tomado el cargo de director del hospital de su padre, así que las cosas pintaban para un excelente inicio más, y decidieron dar ese importante paso de una vez. Sin embargo, había cosas que no se habían considerado, porque la relación entre Raudel y María había sido bastante buena. Sus desacuerdos eran pocos, y no duraban mucho, porque no solo tenían muy buena comunicación, sino que se querían demasiado y se conocían bien; además, ambos eran maduros emocionalmente, lo que daba pie a que las cosas fueran solo buenas. Y aún así, María había comenzado a perder estabilidad conforme los planes de boda fueron avanzando. Al principio pensó que era normal, eran puros nervios, seguramente, pero cuando sus nervios estallaro

