Mi alarma comenzaba a sonar, y en verdad me siento agotado, recuerdo lo que hicimos en la noche y me declaro culpable. Sin siquiera abrir mis ojos, con mis manos busco a Sergio y no lo siento, los abro lentamente y me encontraba solo en la habitación, con el ceño fruncido me bajo de la cama, me desperezo y voy hasta el baño para ducharme. Tal vez Sergio está preparando de nuevo el desayuno. Pensaba y con una leve sonrisa me ciño con la toalla para terminar de vestirme en la habitación. Ya cuando acabé comencé a caminar en dirección a la cocina y oigo la risa de Sergio junto con Iván, una sensación pasa por mi pecho, algo molesto que nunca había sentido. Sergio se encontraba frente a la cocina con el delantal puesto y vestido con una camisa Blanca ajustada al cuerpo y su pantalón de gala
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