—¿Cadmia, estás segura de lo que quieres hacer? —cuestionó Simon preocupado. Estaba recostada sobre una cama que se hallaba en otra sala, bueno, más bien era otra de las habitaciones que no había visto de esta enorme mansión. A mi lado se hallaba otra cama ocupada por una chica. Después de quedarme durante unos instantes mirándola, llegué a la conclusión de que no tendría más de veintidós. Sus cabellos eran ondulados y de color rubio platino, eran muy parecidos a los que tenía Xia. Sus ojos permanecían cerrados y su respiración era tranquila. En los brazos tenía algunos rasguños y arañazos, pero no parecían ser heridas graves. En cambio el tobillo derecho lo tenía vendado. Dejé escapar un pesado suspiro y miré hacia la dirección que se encontraba Simon.
—Tranquilo, estaré bien. No te preo
