Capítulo 10. — BETHANY FERRUCO — Dylan conduce llevándome a lo que era mi casa y a la que me vio crecer; no puedo evitar llorar. Soy una estúpida, me dejé llevar por mi impulso y lo que hice fue correr a una buena persona. Dylan estaciona el coche y yo limpio mis lágrimas. Me bajo para ser recibida por mi padre, quien espera con Mía en la entrada. Camino en su dirección y mi padre me extiende sus brazos; es la primera vez después de tanto que lo veo hacerlo y no dudo en acercarme a él y recibirlo. —Hola, cariño. —Lo abrazo subiéndome sin ánimos; él besa mi frente y nos alejamos. —Hola, papá. —Bienvenida a tu casa, mi niña. —Dice Mía con una gran sonrisa; se le puede notar un poco su vientre. —Gracias, Mía. —Mi respuesta es sencilla, causando en ambos una gran sorpresa. —Pero no

