Chelsy siempre hacía malas decisiones en su vida, desde elegir malas prendas de ropa para vestir hasta cosas serias como callarse un gran secreto, era consciente de eso. Y no podía dejar de pensar que había hecho una gran equivocación al ponerse una camisa de tirantes con el viento que estaba haciendo, peor el no haber traído una franela. Ella no era de usar ropa como aquella, pero lo que le había convencido era el logo de las chicas súper poderosas en el frente. Infantil, lo sabía, pero no le importaba tanto. Le había parecido algo lindo.
Así que de nuevo, no podía hacer gran cosa, más que seguir con su día como si nada. Y así estaba haciendo. Caminando con la normalidad y pereza más grande del mundo hacia su siguiente periodo de clases, con bolso en hombro y libreta en mano.
Estaba dispuesta a sacar su celular del bolsillo de su pantalón para ver la hora cuando su mirada captó algo que hizo que detuviera el paso. Frunció su ceño y por más que quisiera irse, no podía, así que fue y se hizo a un lado, cerca de un bebedero, para aparentar que estaba bebiendo. Se sentía como toda una chismosa y sabía que tal vez no le interesaba absolutamente nada lo que estaba presenciando a unos cuantos metros.
Luke tenía una expresión herida, como si le hubiesen insertado un gran cuchillo por la espalda, o mejor dicho en el corazón. Chelsy observó cómo el rubio se llevaba una de sus manos hacia su cabello a la vez que escuchaba a su ex hablar. Melanie parecía nerviosa, la castaña pudo notar desde lo lejos su expresión de remordimiento.
Luke se movió en un momento de exasperación, quedando de espaldas, por lo que Chelsy ya no podía verlo muy bien, solamente la gesticulación de sus manos.
Era obvio que estaban discutiendo.
—Disculpa, ¿Me das lugar para beber agua? —escuchó atrás de ella, se obligó a retroceder y le lanzó una mirada de disculpa al chico que había llegado.
Lo miró y cuando se fue, se acercó al bebedero, presionó el botón y mojó sus manos. Alzó y dirigió su mirada hacia la pareja nuevamente, pero enseguida se arrepintió.
Melanie tenía la mirada puesta en ella. La pelinegra tenía los brazos cruzados mientras la observaba desde la distancia. Chelsy sintió sus mejillas arder como el infierno al ser descubierta y le sorprendía que Melanie no apartara su vista, no era una mirada maliciosa o pedante, simplemente estaba ahí, observándola.
Y antes de que Luke pudiese darse la vuelta u otra cosa peor pasara, Chelsy se apartó del bebedero lo más rápido que pudo y esta vez sí caminó directo al salón que le correspondía.
— ¿Qué diablos te pasó? —Le preguntó Calum al verla sentarse de golpe en el pupitre que estaba a su lado—. Estás roja como una jodida fresa.
—La expresión es roja como un tomate —se atrevió a hablar ella después de recuperar el aliento. Calum asintió e hizo una mueca de asco.
—Lo sé, pero odio los tomates.
—Ah —musitó y se sentó bien, mirando al frente.
Aun podía sentir su cara arder de la vergüenza, pero agradecía que no había sido Luke quien la había atrapado.
Se preguntó qué estarían hablando ellos, se planteó distintas posibilidades, ¿Tenía miedo que volvieran? Sí, pero algo le decía que Luke no era tan estúpido, tal vez, solamente y él la estaba confrontando por todo, lo cual estaba bien. La hacía sentir bien saber que el rubio era alguien sensato.
—Chelsy, tu camisa es muy porno —escuchó decir a su amigo en un susurro hacia ella. La castaña le volteó a ver con indignación y frunció su ceño.
—Claro que no.
—Claro que sí, pero es linda —hizo una mueca de aceptación y alzó su pulgar, como dándole más aprobación, lo que hizo que ella pusiera los ojos en blanco— ¿Es para conquistar a Luke? porque sí es así, tienes mi consentimiento.
Las palabras se le atoraron a Chelsy, quería insultarlo y negarse a todo lo que había dicho, pero estaba lo demasiado consternada como para hablar. Calum soltó una risa que trató de disminuir tapándosela con su mano porque el profesor Teller ya había entrado al salón.
—Señorita Bree, ¿Se encuentra bien? —oyó preguntar al maestro, quien la estaba viendo desde su escritorio. Chelsy tomó una gran bocanada de aire y asintió.
¿Por qué siempre tenía que pasar vergüenza?
Le lanzó una mirada tajante a Calum y este reprimió una risa.
A veces lo odiaba de verdad.
❤❤❤
Había terminado con todos los periodos de clases, los cuales no hicieron más que cansarla, estaba lista para irse, pero luego recordó que tenía que pasar por la biblioteca para imprimir unos documentos de historia.
Bufó cansada y se dirigió hacia allá. Pasó por el campus, donde algunos estudiantes estabas tirados o sentados haciendo trabajos o hablando. Se acomodó la correa de su bolso sobre su hombro y se llevó su corto y desastroso cabello detrás de las orejas.
Iba caminando cuando se percató que uno de los chicos que estaban tirados en el césped era Luke, frunció el ceño y sonrió al verlo acostado boca arriba, sin importarle que podía ensuciarse. Tenía ambas piernas flexionadas, una sobre la otra y uno de sus brazos le cubría los ojos del sol.
Chelsy no dudó en acercarse para ver si estaba bien, sentía que tenía que ir donde él por alguna razón, pensó que él debía de estar dolido por lo que presenció en la mañana. Era algo raro que cuando alguien la obligaba a ir donde él, ella no supiese cómo actuar, pero sí ella lo decidía, al menos sabía cómo manejar todo. Además, consideraba que entre ambos había más confianza.
Estando cerca, ella se agachó a su lado, flexionando sus piernas y le observó curiosa.
— ¿Te encuentras bien? —cuestionó extrañada.
Al escuchar eso, Luke descubrió sus ojos y se reincorporó, apoyándose en sus codos. Entrecerró su mirada y al ver a Chelsy al frente de él, ladeó una sonrisa.
—Bueno, ¿honestamente?
—Sí, si puedes.
Luke frunció su boca y asintió.
—Mal —respondió sentándose por completo, acomodó su cabello hacia atrás y sacudió su camisa rayada a botones que traía puesta—, ¿Cómo estás tú?
—Cansada —soltó una risa ligera y se dejó caer en el césped para cruzarse de piernas.
—Hoy hablé con Melanie —confesó el rubio, pero eso ya lo sabía la castaña. Chelsy alzó ambas cejas y asintió—. De hecho, ella vino a hablar conmigo, quería decirme toda la verdad, algo tarde en mi opinión, pero esa era su intención.
— ¿Qué le dijiste? —preguntó, apoyó sus manos en el pasto y se inclinó un poco hacia atrás. Luke le miró a los ojos y por primera vez desde que ella se había acercado, la inspeccionó por completo. Las mejillas de la castaña se sonrojaron un poco al darse cuenta que el rubio miraba algo divertido su camisa con el logo de la chicas súper poderosas. Pero él enseguida devolvió su mirada a la de ella.
—Uhm, se sorprendió cuando le dije que ya sabía todo, también se sorprendió cuando le dije que ya no quería saber nada de ella —contó con cierta mueca de regocijo, pero era obvio que aquello no le causaba gracia. Chelsy alzó sus cejas sorprendida—. Estaba enojado, y se me salieron algunas cosas hirientes, soy algo estúpido e impulsivo a veces.
—No, claro que no, estabas en tu derecho de sentirte de esa manera, no puedes reprimir siempre tus sentimientos, Luke —intervino ella con el ceño fruncido, el rubio solamente le vio en silencio—. Creo que estuvo bien que hablaran.
—Supongo que sí, no voy a mentir y a decirte que ya lo superé todo, porque no es así, pero lo intento.
—Y eso es bueno.
Luke sonrió y asintió.
—Gracias, Chelsy —le expresó, ladeó su cabeza y le vio a los ojos oscuros de ella. La castaña solamente sonrió—, ¿Ya te ibas a casa?
—Uhm, sí, pero tengo que imprimir unas cosas antes.
—Entonces te acompaño —soltó a la vez que se levantaba, se sacudió el pantalón, tomó su bolso n***o y se lo pasó por el hombro. Luke miró a Chelsy y le tendió la mano para ayudarla a levantarse.
—Gracias —susurró y sus ojos se dirigieron a sus manos entrelazadas, jamás podía superar cada vez que se tomaban de las manos, siempre se sentía como la primera vez.
Luke la soltó y comenzó a caminar. Chelsy enseguida se apresuró y se posó a su lado para dirigirse hacia la biblioteca.
—Por cierto, me gusta tu camisa —le escuchó decir, a la castaña se le sonrojaron las mejillas como si fuese una costumbre y volteó a verlo. El rubio tenía la vista hacia el frente, pero en su rostro había un rastro de una sonrisa coqueta.
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