Me desperté al día siguiente con un agradable dolor en el cuerpo, y no pude evitar que una sonrisa tonta apareciera en mi rostro. Haber follado con Zeus me había puesto de mejor humor, había caído dormida plácidamente, sin más pesadillas, lo que me aliviaba. Lo que menos necesitaba en mi vida era tener que ir a terapia por un trauma, ya bastaba con lidiar con mi mente, los problemas con mi madre y mi trabajo. Ni siquiera sabía si seguía teniendo, tomando en cuenta lo que había pasado con Andrew. Suspiré y miré el techo, el sol estaba en pleno auge, iluminando toda la habitación. Miré hacia el otro lado de la cama, pero Zeus no estaba allí, su lado vacío. Tampoco podía escucharlo afuera así que no sabía si seguía en la casa o se había ido. Me levanté con lentitud, parpadeando ante la luz

