Una antigua relación, un encuentro no deseado

1618 Palabras
-Estoy agotada –dije sentada en la silla de aquel restaurante en el que estaba acompañada de mi mejor amigo -Eso puedo notarlo, si deseas podemos irnos ya –respondió mi acompañante preocupado -Está bien Nath, podemos terminar la cena y me gustaría ir a un lugar divertido esta noche antes de dormir. Si estás de acuerdo. -Por supuesto, yo he tenido una semana muy tranquila, así que puedo estar despierto toda la noche. -No creo que se necesite toda la noche, pero gracias. Necesito un descanso en mi mente. -Y, ¿a dónde quieres ir? Pensé en el lugar que visitaba con Tuck para divertirnos, pero descarté de inmediato el lugar, seguro me pondría triste de nuevo, después de todo era nuestro lugar. -No lo sé ¿alguna sugerencia? -Realmente no sé qué tienes en mente, preferiría que elijas el lugar. Me quedé pensativa sin encontrar el lugar perfecto. -Vamos al pueblo –dije animada -¿Te das cuenta de la hora? –miró el reloj en su muñeca –Considera que son un par de horas de vuelo y una más de camino en auto hasta allá. -Lo sé –suspiré –es sólo que quiero alejarme de todo, visitar mi casa. Hablar con mi padre quizá. -De acuerdo –parecía convencido de hacerlo, y o estaba agradecida por eso –Avisaré entonces a Duncan que mañana estaré ocupado para que cubra mi trabajo. -No, lo olvidé por completo –dije preocupada –No tienes que faltar a tu trabajo, ¿cómo no lo pensé? -Está bien, vamos, me hará bien recordar nuestro lugar de diversión. -La cascada –dijimos ambos a una voz Recordé entonces las horas de diversión en aquellas aguas rodeadas de naturaleza. Saludar a todas las personas con las que había crecido, y por qué no, ver cómo estaba el que había sido mi hogar. Quizá mi madrastra y sus hijas tenían todo en orden, pero me gustaría visitar la casa, después de todo hacía mucho tiempo que no la visitaba. Preparé mis cosas para un fin de semana de recuerdos y relajación, Nath pasó por mí unas horas después. Abordamos sin problemas el avión y luego un vehículo nos llevó hasta el pueblo. Había sido un largo y cansado viaje. Llegamos al pueblo de madrugada, parecía un pueblo fantasma, ni una sola persona parecía vagar por el lugar. Decidimos que lo mejor era pasar el resto de esa noche en el único hotel del pueblo, no quería molestar a mi madrastra en casa, pues no sabía si había hecho modificaciones y si mi habitación seguía disponible, así que la mejor opción era el hotel. -Sarahí, que sorpresa verte por aquí –dijo el encargado reconociéndome al instante –Buenas noches Nath, hace tiempo que no los veo. -Hola señor Dan –dije amablemente –Es cierto, hace tiempo que no andamos por estos rumbos, por eso hoy nos corresponde rentar un par de habitaciones aquí. -Bien –respondió sonriendo mientras sacaba su libro de registro –pero ¿no es mejor que vayas a tu casa? deberías mirar cómo está todo –sugirió amablemente –Hace tiempo que nadie vive ahí. Unos días después de la gran desgracia, tu nueva madre y sus hijas se fueron a la ciudad. La casa está deshabitada desde entonces. -No sé si sea buena idea –suspiré –hace tiempo que no vengo por acá. -No tengo problema en prestarles una habitación –seguía siendo amable –pero en realidad creo que lo más conveniente es que vayas a tu casa, debe haber varias habitaciones y todas desocupadas, aquí sólo me queda una libre tendrían que compartirla –dijo avergonzado por no ofrecer más -Gracias señor, pero no sé si estoy lista en este momento para ir allá, creo que será difícil estar ahí sin… él –suspiré, aún me resistía a creer en su ausencia, aún me dolía pensar en él -Oh, lo siento, pensé que… -Sí, ya paso mucho tiempo de eso, pero no sé si sea buena idea llegar ahí justo ahora. Si sólo tiene una habitación no tengo problemas en compartirla ¿Qué dices Nath? -Está bien, no veo el inconveniente –dijo sonriendo –Después de todo no tengo otro lugar a donde ir. -Tu antigua casa ya la ocupa una nueva familia –el señor Dan nos quería piner al tanto de la situación en pueblo y no quería ser grosera, pero me sentía agotada –se mudaron hace poco, parece que empiezan a acoplarse a la vida de pueblo, parecía una familia tan, tan, de ciudad. Parece que tuvieron una mala racha y lo perdieron todo, sólo tuvieron el dinero para comprar tu casa y apenas empiezan su vida aquí llena de preocupaciones, parecen buenas personas. -Quizá podría darnos esa habitación –dijo Nath al notar mi cansancio –realmente ahora estamos cansados, sería bueno poder aprovechar las horas de sueño que restan, pero le pagaremos. -Oh, sí, lo siento, que desconsiderado –buscó en un cajón las llaves de la habitación –Está bien, no necesitan pagar –se negaba a recibir el dinero –sus padres fueron buenos amigos míos, considérenlo como un favor por ellos, por favor. -No –se sentía incómodo recibir esa clase de atención –realmente podemos pagar –dije avergonzada -No tengo duda de eso –sonrió y se negó a aceptar el dinero que estaba sobre la mesa –pero permítanme hacerlo. -De acuerdo –tuvimos que acceder para no parecer soberbios, pero no dejaba de ser incómodo Nos entregó la llave de la habitación y caminamos hacia ella sin pensarlo más. -Pero mira quien está aquí Sarahí Woods –aquella sonrisa me causó rabia –No puedo creer que andes con este tipo y en el hotel –sus insinuaciones sólo me hicieron reír -Mira Alexander, no me importa las ideas locas que tiene tu cabeza –dije a la defensiva –pero me dejó de importar lo que piensas desde hace mucho tiempo –su sonrisa se borró enseguida –Si piensas que somos como tú, estas equivocado, seguro esa chica con la que has venido al hotel está ciega y loca por andar con alguien como tú. -¿Qué chica? –sonrió falsamente –Yo no he mencionado a nadie. -Por favor Alexander, ¿por qué otro motivo estarías aquí? –dije molesta Me miró con desdén y odio a la vez, pero muy en el fondo le afectaba. Caminé y pasé junto a él, Nath venía tras de mí a unos cuantos pasos, pero Alexander lo detuvo de un jalón. Me giré en ese instante para mirar. -Mira Nathaniel, quizá fuimos en algún momento buenos amigos, pero hace tiempo que no lo somos –estaba molesto, conocía esa mirada –Dime ahora ¿por qué has venido con ella? -Eso es algo que no te importa, lo que he hecho y haga con mi vida debió de dejarte de importar en el momento que me diste la espalda aquel día. Lo recuerdas bien ¿no? –le dije molesta mientras alejaba su mano de mi amigo –¿Cómo pude pensar en ti de la manera que lo hice? Soy una tonta. Ahora por favor suéltalo. Vamos Nath. Estaba aún más furioso, y estuvo a punto de golpear a mi amigo, pero como pude lo traje a mi lado para caminar con el hasta la habitación. -Espero que tengas una terrible noche –dijo Alexander furioso -Gracias, espero lo mismo para ti –sonreí tras decir esas irónicas palabras, me dolía muy en el fondo lo que ocurría, pero Alexander jamás había sido sincero, tantos años de mi infancia considerándolo mi amigo para terminar así. Entré la habitación y me senté sobre la cama. -¿Estás bien? –preguntó mi amigo preocupado -Sí –mentí, no quería preocuparlo más –no te preocupes. -Sé que él y tú… –buscaba las palabras correctas e hizo una pausa -Me equivoqué respecto a él –suspiré –no era la persona que siempre había creído –sonreí sin ganas –Mi primer amor fue un espejismo, un chico completamente diferente a lo que es en realidad, siempre fingió, nunca fue realmente él. -Sé que fuimos buenos amigos, pero desde siempre odié algunas cosas en él –no sé si decía la verdad o sólo intentaba calmarme –Él me dijo que te ibas, dijo que te convenciera de no hacerlo –hizo una pausa para ver mi reacción –pero no podía intervenir en tu vida, no tenía ese derecho, y menos si no me contabas tus planes –sonrió –Sabes, te hubiera apoyado en ese entonces, miré como ellas te trataban, no la pasabas nada bien, y era justo que quisieras irte y comenzar tu propia vida, admito que me dolió que me dejaras al margen, pensé que éramos los mejores amigos –agachó la mirada, se había guardado esto por mucho tiempo -Y lo éramos igual que ahora, es sólo que después de lo que pasó con Alexander no quería más reproches. -No soy como él, sabes, siempre te he apoyado, siempre he querido lo mejor para ti, siempre me has importado Sarahí. -Lo siento Nath. -Está bien, es cosa del pasado –el silencio reinó por un momento –Gracias por defenderme hace unos momentos. -Para eso somos amigos ¿no? –un suspiro escapó de su boca con una sonrisa. Me alegraba tenerlo junto a mí, y más en los momentos más difíciles que habían pasado recientemente. Decidí que lo mejor era compartir la cama, no iba a permitir que durmiera en el duro y frio piso de la habitación.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR