Sara
Pasan los minutos y aún así no puedo dormir.
Odio estar así, cada vez que discutía con Iván en mi pecho se creaba ese sentimiento de tristeza, como si tuviera ganas de llorar.
Pero no lloro, bueno a veces lo hacía y pensaba que era de rabia, todos estos años me he engañado a mi misma.
-Chiquita - llama quitándome el cabello del rostro y finjo estar dormida.
Siempre me ha gustado que me llame así, se siente agradable.
-¿Estás dormida? - pregunta dejando un beso en mi mejilla..
-Necesito curar tu herida, mi ojitos de miel,no me ignores - pide tocando mi brazo y abro los ojos.
Tan cursi mi tonto brujo.
-Estoy bien Iván, puedes dormir - digo sin mirarlo y él hace que gire para mirarlo.
-Está bien, no debí reaccionar así, disculpame - dice acariciando mi mejilla y hago
