CAP. 41 - LA REVELACIÓN Lidia, de pronto, lo ve todo claro. Elsa no era solo encubridora. Era la constructora silenciosa de la red. La que tejía mientras otros operaban. La que lloraba en los velatorios y servía café en la misa, mientras enviaba informes secretos a Miguel con las rutas más seguras para su fuga. Y ahora… ha sido descubierta. Pero no lo sabe aún. O tal vez sí. Esa noche, Lidia la ve desde su ventana. Elsa recorre la plaza, perfecta, saludando como siempre, con una flor en la mano. Una flor blanca. Rosa. Como las que siempre plasmaba Miguel en sus cartas. La partida no acabó. Pero por vez primera, Elsa… tiene sombra. Lidia ha visto lo que debía ver. Elsa Nievas ya no es solo una figura admirada en el pueblo: es la sombra más oscura, la que se ocultó entre las flores y la

